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Paradoja del observador

miércoles, 25 de octubre de 2023

Se está instalando una ideología, que no es nueva, que plantea que el progreso civilizatorio se basa en la búsqueda de ganancias, que la mejor aptitud humana es comprar, producir y vender. Esta visión privilegia esta característica sobre el resto de posibilidades, motivaciones y aspiraciones humanas. La estrechez de este pensamiento es patética y tiene la peligrosidad de que es aplicado a todo: al ser humano en sus distintos momentos vitales y situaciones, a la naturaleza, a la organización social, etc.

Se puede relatar la Historia desde este punto de vista, se puede ver el presente y proyectar el futuro. Salen a la superficie, justamente cuando el dinero como máximo valor, viene a llenar el hueco que dejaron otros valores vaciados de significado. Aunque hay que decir que durará poco, es muy difícil de mantener este enfoque a lo largo del tiempo, será breve, como esa renguera producto de la pierna dormida…

No se puede saber lo que le pasa a la gente, sin embargo, si se observa lo que sucede con muchas de las personas con los que uno conecta habitualmente. Allí las cosas se mueven por otras motivaciones y guiados por otras aspiraciones, donde muchas veces se hacen los mejores esfuerzos, justamente, cuando no hay ninguna recompensa material.

Una cosa es el “chantaje” más o menos consensuado que existe para vivir con las condiciones mínimas y otra es atribuirle a ese mercadeo ser el motor de la Historia.

No se pude creer en los envenenadores de la vida, cuando la experiencia simple que uno tiene, se opone diametralmente a sus enunciados.

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