Cancelación

El término que le da el título a esta nota, se utiliza en aspectos sociales y se lo acompaña con la palabra “cultura de la”. Para empezar, resulta un exceso convertirlo en “cultura”, más bien es una expresión más de una cultura mayor y más arraigada, violenta y decadente…

Para no hacerlo muy extenso “cancelación” es también eliminar a los otros, los diferentes. La Inquisición católica se ocupó, la Alemania nazi lo impulsó, los golpes militares en américa latina también, etc., etc.

Este asunto es, una suerte de “reflejo”, que a veces, también se hace presente en uno… Denota una limitación mental, una falta de valentía (aunque parezca que no). Es un acto de gran cobardía pues no se concibe un mundo vivible con los otros. Quizás sea uno de los rasgos de mayor primitivismo que sigue presente en medio de la tecnología y lo “civilizado”.

“Eliminar” se presenta como la acción más fácil, cercana y definitiva… ¡Gran error! Si la cabeza llega a un límite, lo valiente es superarlo. Porque los otros, los cancelables, “viven” también en mi conciencia.

En algunas ocasiones, al retirarme de situaciones, puedo estar intentando una “auto cancelación” al no encontrar una manera evolutiva de adaptarme.

Esta suerte de “cambio de octava” o salto, que implica recrear mis imágenes, vislumbrar una nueva instancia creciente, es un gran desafío en este momento histórico. Allí dónde se pose la mirada hay ejemplos de distintos tipos de cancelación.

Hay “peldaños” para elegir ir por este camino. La venganza es, justamente, el mejor ejemplo del escalón opuesto, el de caída.

No puedo ejemplificar los peldaños para el ascenso, para dar el salto, el cambio de cualidad. Pero sí estoy seguro que, no dejarse arrastrar por este reflejo primitivo, es el comienzo…