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Los límites

martes, 4 de octubre de 2022

Antes de entrar en el tema, aclaro quién escribe: una persona corriente que observa lo político-social, alguien que, como tantos, hace sus intentos para cambiar las cosas…

Esta cadena descriptiva presenta los temas, simplemente como fueron observadas por el autor. Su relación estructural, acciones y reacciones, sus ciclos, las precisiones, escapan a las capacidades del articulo y del articulista.

Desde hace décadas se observa una democracia tibia, manejada en general por ideas social-demócratas y demócratas cristianas. Todos con sus matices, más derechosos o más izquierdosos, etc. Hay que mencionar también, el fracaso del “socialismo real” y a las izquierdas que amputaron sus planteos para seguir siendo parte del sistema político. Quizás, por lo fallido de estos sistemas, surgió el llamado neo liberalismo que se instaló como un nuevo sentido común que ganó terreno dentro de las “democracias” y en diversos casos gobernó países. Este avance de “la economía de mercado”, concomitó también con un fuerte intento progresista en la primera parte de este siglo en distintos espacios. Ese “populismo” comenzó a suavizarse y hacerse más conversado que realizado. En definitiva, las expectativas que las poblaciones depositaron en esos procesos progresistas no fueron satisfechas, más allá de interesantes avances y, algunos ciudadanos comenzaron a migrar ideológicamente, desde la desilusión y la frustración.

Desde un enojo residual de esas experiencias de futuro cerrado, muchas personas comenzaron a sentirse representados catárticamente por personajes novedosos (para el momento) que, desafiando el sentido común, comenzaron a hacer planteos cargados de odio o cuando menos de una fuerte descalificación al sistema político y a sus actores. Se comenzaron a escuchar, no tanto por la novedad ideológica (son ideologemas viejos) sino por la resonancia con el enojo y por tener cierta solidez e impaciencia, lejanas al relativismo y falta de coherencia del “pensamiento progre” (en algunos aspectos, son de izquierda, en otros moralistas, en otros liberales, etc. etc.). A diferencia de estos “voceros” que, aunque muy limitadas, presentan respuestas contundentes para casi todo.

Esta tendencia, por lo menos en el continente americano, se hizo con el gobierno de los dos países más grandes. No sabemos cuál será su destino inmediato, pero sí, se puede ver que no representan sólo “un fenómeno mediático”.

En este contexto ¿Hacia qué se podría direccionar el progresismo y en general las formas democráticas actuales?

Primero ha de asumir su fracaso. Sus “enemigos” se han fortalecido de sus recurrentes fallas.

Segundo, desde el vació que deja el fracaso, adoptar una nueva ideología que dé cuenta de todo. Una ideología que existe y está a la mano: propongo la del “Nuevo Humanismo”. Un humanismo que pone en el centro al ser humano, pero como parte de una estructura mayor (la Tierra y los Universos) una ideología que surge de una sensibilidad y no de dogmas.

Para terminar, estas palabras han eludido algo que pretende estar allí, en las “sombras”, es como si le hiciéramos caso a su interés de anonimato y consideramos lo político-social solo hasta sus límites formales. Me refiero al capital internacional. Se podría trazar una descripción de sus cambios y avances al par que se desarrollan los argumentos de los cambios de las formas políticas. Incluso hasta los mismos políticos, pocas veces hablan de este “poder” que pone gobernantes, ministros, maneja la opinión con sus medios, tiene presupuestos que superan a los de varios países, etc., etc., etc.

Realmente estamos en un problema, los posibles avances sociales en el futuro inmediato estarán condicionados por lo que este poder permita o bien, veremos solo los avances que no lo afecten. Es una paradoja que el 5% de la población mundial tenga el poder del dinero, la propiedad y la opinión y que el 95% restante no pueda hacer mucho. Solo con ponerse de acuerdo en una cosa, ese 95% podría imponerse, pero hoy, gran parte de esa mayoría ha entregado o perdido el manejo de su subjetividad…

Esta suerte de “pesimismo” para lo inmediato, busca definir una situación, a partir de la cual, se puede comenzar a buscar nuevas respuestas, nuevos intentos…

Los limites II

Al terminar de escribir el borrador de este artículo, me encontré con la certeza de que esto, de algún modo ya había sido dicho. No como una alteración del tiempo sino como una repetición. Me encontré entonces con unos límites de mi forma de pensar, pasa el tiempo y aparecen respuestas que ya fueron dadas y que muchas veces se pueden sentir como “nuevas”. Descubrí los límites de una forma de pensar, entonces quedó el borrador en un cajón durante algunos meses y me aboqué a observar esos límites mentales. ¿Cómo cambiarlos? ¿Es posible hacerlo?

No tuve respuesta al interrogante, aunque sí comencé a observar otros aspectos de la realidad, no como una realidad presupuesta que sostengo en mi cabeza, sino como hechos que están allí afuera y son observados sin prejuicio. Sin saberlo comencé a explorar nuevos límites y también nuevas maneras de valorar lo que es observado.

Anexo

Un amigo me preguntó sobre un párrafo del artículo publicado y si podía ampliarlo: “Solo con ponerse de acuerdo en una cosa, ese 95% podría imponerse, pero hoy, gran parte de esa mayoría ha entregado o perdido el manejo de su subjetividad…” En particular, quería una ampliación, sobre el asunto del “manejo de la subjetividad”.

En cuanto a ese “manejo” o, más bien a su “perdida”, el ejemplo más grafico es el que conocemos como estado HIPNÓTICO, donde un operador a través de un procedimiento logra disponer del “control” de un determinado sujeto. Durante un cierto periodo de tiempo y a través del estrechamiento atencional un sujeto deja que, desde afuera, se decidan sus movimientos…

En cuanto a un tipo de antídoto para este mal de época, no se me ocurre nada más simple y edificante que lo que propone El Mensaje de Silo:

-No dejes pasar tu vida sin preguntarte: ¿Quién soy?

-No dejes pasar tu vida sin preguntarte: ¿Hacia dónde voy?

-No dejes pasar un día sin responderte quién eres.

-No dejes pasar un día sin responderte hacia dónde vas.

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