Cuando era niño, entre mis juguetes había una ampolla de vidrio que encerraba mercurio, muchas veces me encandilaba observándolo. Su peso, cómo se dispersaba y se volvía a unir, su brillo, etc. Ya de grande, por esas cosas de la vida, tuve que manipularlo, claro tomando los recaudos necesarios. Este metal “liquido” siempre aparece en mi imaginación…
En este caso, me ilustra cómo está la actualidad del mundo: tóxica, peligrosa, inmanejable e imprevisible, pesada; pero brillante y atractiva… Cuando se “mete mano” sin comprender su naturaleza surgen divisiones y recorridos azarosos de las partes. Si se inclina el plano se precipita veloz hacia el fondo. Si se encara con delicadeza, con los instrumentos adecuados y con mucha flexibilidad, el “metal” responde positivamente…
En estos tiempos hay que recordar que el Mercurio mitológico era el mensajero de los dioses. Puede ser que todo esto esté relacionado y que la velocidad y la imprevisibilidad del momento sea el escenario indicado y la señal, para que nos abramos al Mensaje…
En este caso, me ilustra cómo está la actualidad del mundo: tóxica, peligrosa, inmanejable e imprevisible, pesada; pero brillante y atractiva… Cuando se “mete mano” sin comprender su naturaleza surgen divisiones y recorridos azarosos de las partes. Si se inclina el plano se precipita veloz hacia el fondo. Si se encara con delicadeza, con los instrumentos adecuados y con mucha flexibilidad, el “metal” responde positivamente…
En estos tiempos hay que recordar que el Mercurio mitológico era el mensajero de los dioses. Puede ser que todo esto esté relacionado y que la velocidad y la imprevisibilidad del momento sea el escenario indicado y la señal, para que nos abramos al Mensaje…
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