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Procesos

jueves, 14 de octubre de 2021

Pareciera que a los procesos no le gustan las mutaciones, prefieren que se profundicen las tendencias así se agotan y se puede, a partir de esto, dar un salto cualitativo. Dicho de otro modo, en el curso de la decadencia de un sistema, las apariciones que tratan de mejorarlo, aunque lo logren en un corto periodo, fatalmente son arrastradas por la debacle hacia el final de la decadencia que se hará nuevamente protagonista.

Si bien es cierto que a todo proceso se lo debe rectificar oportunamente, no es lo mismo hacer esto que, desplegar acciones de mutación donde se conservan los beneficios y en definitiva no se corrige lo esencial.

Ahora más simplemente: a este sistema no se lo puede perfeccionar, hay que cambiarlo y hacerlo yendo a lo más importante: ¡ubicar al ser humano en el centro de la escena! Esto modificará valores, leyes, políticas, formas de organización, etc., etc.

Parece obvio, sin embargo, hoy se puede ver cuántos términos están por encima de lo humano. Dioses, patrias, propiedades, géneros, capitales, razas, culturas… Estar a favor del ser humano como máximo valor, no es estar en contra de los otros términos, es revolucionar todo a partir de un cambio en la ubicación efectiva de lo más importante.

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