No quiero beberte, no quiero tus vapores de fusión que nublan la cabeza. Peligroso, como tantas cosas, pero ¡hermoso!
No quiero congelarte, te quiero fluido y con destino. Mi atracción no es por similitud, sino todo lo contrario.
No puedo asirte, solo puedo ser amarillo azufre y contenerte temporalmente. Sin ti soy solo tierra seca, sin mí, eres como alma buscando un cuerpo.
Nuestras diferencias se complementan en la mezcla y somos el origen de las cosas, cuando el calor del fuego “controlado”, nos transforma paso a paso…
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