“Limpiador de casas”

Él estaba operando en un gran departamento, lleno de muebles y habitado. Allí la “victima” lo acompañaba con cierta preocupación, pero, con diligente disposición en cumplir con los pedidos o preguntas que le iba haciendo el operador.

Resulta que el ánima de un difunto andaba molestando, su “presencia” era permanente y perturbaba la vida de los residentes.

El ejecutante de la “limpieza” dialogaba con la nada, sin embargo, a través de un espejo “emergió” una figura de un joven de unos 30 años de pelo oscuro y barba, esta aparición se negaba a retirarse, apelando a algún ininteligible derecho... De repente desapareció.

Así fue como el limpiador tomó su aro desarmador de espacios vacíos y comenzó a introducirlo en todo hueco que había en el ambiente, afirmando que allí, en los lugares desocupados, se detienen ellos y él, con su instrumento, “rompía” esos espacios. Mientras ejecutaba gritos y sonidos que asustarían a cualquiera. Sin embargo, no lograba convencer al espectro de retirase...

Tenía que lograr que haga alguna manifestación, como acto preliminar antes de diluirse del lugar, eso buscaba el gestor, cuando le dijo al habitante: ellos están apegados a alguna cosa muy específica de las que hay en la casa. No a todo, sino a algo particular, veamos los objetos que hay aquí...
Así es como encuentra una cantidad importantes de carpetas de oficina, las revisa y encuentra cosas médicas y odontológicas, estudios y fotos de tratamientos. Afirma ¡esto es!

Ahora te digo: vamos a quemar estas cosas, ya no tendrás razón de estar detenido aquí... Luego de lo cual, el simulacro de quema y la partida definitiva del ánima que siguió hacia su destino. En este caso fue, despertarse de una siesta...