Hoy entrevistamos a un jugador de rugby retirado. Lo llamaremos Cameron, pues nos pidió reservar su identidad.
Redacción: qué opinas del hecho delictivo de estos últimos días?
Cameron: energúmenos, eso son!!! No tiene nada que ver con el deporte en sí!!!
R: algunos piensan que hay factores familiares, socio económicos y culturales que impulsan estos desbordes...
C: no se como será todo eso y no estoy en condiciones de decir cosas generales, muchas de ellas en lugar de ayudar, llevan los conflictos al terreno del debate y allí nada se resuelve...
R: Cuál es tu experiencia como jugador?
C: el juego me dio amigos entrañables, recuerdos inolvidables, vencí temores con el cuerpo y aprendí a recuperarme en movimiento y ampliar los umbrales del cansancio. Pero la violencia, la degradación de los otros y otras cosas objetables, no venían del deporte, ni de los entrenadores, sino más bien de las atmósferas sociales, de lo que sucedía en el medio en general...
R: recordás algún hecho de este tipo?
C: sí varios... Pero en particular me quiero referir a uno... Deseo convertir esta mención, además, en un pedido de perdón al afectado por mí y a mis compañeros...
Estábamos jugando un partido definitorio, era por el campeonato, las tribunas estaban colmadas y todos los bordes de la cancha también. De un lado los de mi equipo y del otro los adversarios.
En un momento queda la pelota suelta y un adversario se tira al piso para cubrirla y así recuperarla, sucede a poca distancia de mí y avanzo con determinación para apoderarme de la pelota o bloquear la posibilidad de juego de los contrarios. En esos instantes algo sucede en mi cabeza y en lugar de hacer lo que correspondía, le pego una patada al jugador que estaba en el piso (afortunadamente no le provocó daño pero sí dolor)...
Obviamente el referí me hecha y ,ya fuera de la cancha, atravieso el grueso de la hinchada rival donde recibo todas sus “caricias verbales” y marcho hacia el vestuario...
Con el tiempo y gracias a la auto critica, descubrí que guardaba un resentimiento con el agredido, que era conocido y nos habíamos disputado “la mirada” de una chica un tiempo antes... Así comprendí que dentro de uno hay pequeñas o grandes “bombas de tiempo”, resentimientos, temores que, si no se abordan de manera intencional, pueden tomar el control de uno en ciertas situaciones y hacer cosas violentas o impensadas en cualquier contexto (deportivo o no)...
Como ves con ésta anécdota, el rugby, sólo fue el escenario para que emerja algo que anidaba en mi interior y que nada tenia que ver con el deporte...
R: Gracias por la franqueza...
C: Gracias a ustedes...
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