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Cabeza y mundo

miércoles, 27 de marzo de 2019

Hace unos quince días, antes de tomar un café, advierto que no había más azúcar. Tenía algunos endulzantes artificiales que no me gustaban, ya los había probado en otras ocasiones. Se me ocurrió, dado que contaba con algo de miel, utilizarla para endulzar el café y me encantó... Le dio un plus al sabor!

Al pasar de los días, mantenía el pensamiento de comprar más miel, ya se había terminado. Así durante unos diez días, pero repetidamente, al regresar a la casa me olvidaba de adquirirla.

Simultáneamente, en ese mismo tiempo, padecí la “persecución” de abejas más intensa que recuerdo, casi diariamente era visitado por una de ellas: se posaba en mi mano, en la tasa de café, en la ropa o simplemente me rondaba y lo hicieron en lugares muy distantes entre sí y también en situaciones diversas.

Debo reconocer que no soy un valiente y que estos bichitos me producen una cierta intranquilidad, recuerdo su aguijón sobre la piel que causa un dolor punzante e intenso... Si bien en distintas situaciones aparecen o simplemente pasan, en estos días mantenían una persistencia sobre mí que me alarmaba.

Llegue a caminar 60 metros para alejarme de un lugar que insistentemente se acercaba una de ellas, era un anden de una estación de tren, había otras personas y sin embargo ahí estaba sobre mí... Me aleje del punto y a pesar de haber puesto distancia, nuevamente apareció. Ya sólo deseaba que llegue el tren...

Comencé a informarme sobre sus hábitos, si son sensible a los aromas, más que a la luz y a los colores, también sobre su significado mitológico, en suma recabe algo de información al respecto... Sin embargo, casi supersticiosamente decidí ir a comprar miel inmediatamente. Ligué la aparición de las abejas con el olvido de comprar miel. Ayer la compré!

Espero que ahora volvamos a estar en armonía...

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