TwitterFacebookGoogle PlusEmail

La interioridad y los cambios

lunes, 23 de julio de 2018

Por alguna razón, la organización del “mundo” (política, deportiva, artística, científica, etc.) mutó hacia valores que priorizan la “transparencia”, “confiabilidad”, “eficacia”, “rentabilidad”, “seguridad”, “profesionalismo”, “articulación”, por citar algunos de los objetivos que se mencionan. Claramente oponiéndose a la gestión “amañada”, “lenta”, “corrupta”, “impresentable”, “mafiosa”, “deficiente”, “incapaz”, y otros matices con que se califican las formas anteriores de organización y manejo de los distintos estamentos.

Esta modificación se verifica en todos los campos y como tendencia llega hasta las organizaciones más pequeñas. Esa diferenciación con lo anterior, quedó en manos de las Empresas y sus personeros son los máximos exponentes de esos “valores”, son la “respuesta” a los defectos anteriores que se hicieron “insoportables”.

Claramente estos, aceleradamente, mostraran su fracaso; el punto es:cuál será la forma de organización que remplazará a la que representan los nuevos paladines. No se puede buscar la escalera de incendio en el pasado, la instalación de los CEOS (1) se basó en el repudio de lo anterior, entonces y en medio del caos: hacia qué forma se estará yendo...

Hay cosas del pasado que pueden ser inspiradoras, pero la situación actual es inédita, mucho a pasado en la historia que imposibilita que, formas anteriores, resuenen con las personas en la actualidad y que su traslado mecánico resulte plausible. Aunque en principio algunas suenen bien...(2)

Es cierto que, ante lo desconocido (inédito), surgen diferentes respuestas, una de las más obvias es el temor, también la afirmación del pasado como respuesta al presente. Pero, de una manera más calma, se puede entender, este momento único, como oportunidad para realizar verdaderos cambios.

Lamentablemente no resultará muy simple, pues desde nuestro punto de vista, lo que sucede en el mundo, cada “foto” o “video”, cada percepción, cada forma que se impulsa para transformarlo, depende de la interioridad humana, entonces los cambios que se reclaman, las soluciones que se buscan, las formas de organización que superaran todo lo anterior, deberán comenzar a palpitar en el interior de las personas y así comenzaran a “proyectarse” hacia acciones y respuestas con futuro.

Ahora bien, cómo está esa “interioridad”, es flexible o rígida, está dispuesta a renovarse y dar vuelta la página, tiene un “norte” o se acomoda pragmáticamente a cada coyuntura, tiende hacia la claridad o le atrae lo opuesto.

Sea como sea, las situaciones presentes y las que vendrán impondrán su exigencia y la necesidad de cambio, impactará con su elocuencia al bando que sea.

Para una situación sin precedentes, se necesitaran respuestas equivalentes, ellas están naciendo en el interior de las personas y simultáneamente están mostrando su “nariz” en la actualidad.

Es bueno tomarse un tiempo para decidir, pero importará más qué se hace durante ese tiempo...

Como siempre sucede, lo más relevante será la dirección que inspire los necesarios cambios. Ese rumbo, esa aspiración, será lo que guie el tono de cada decisión, de cada propuesta. Entonces, el sentido de “interioridad”, al que se apela en este escrito, se refiere a encontrar o rencontrar, allí mismo en el interior, lo más importante para la vida de todos.

Eso que fue llamado de diferentes modos y que querer tener nunca lleva, a quitar, impedir y no favorecer, a que los otros también lo alcancen...


(1) Respecto a los CEOS, más allá de las capacidades que puedan tener, el problema está justamente en su “interioridad”. Su valoración del dinero y de lo que con él se compra o sostiene (clase social, estilo de vida, tiempo, salud, respeto, prestigio, etc, atributos que se apoyan y que “destellan” gracias al dinero que es el valor principal) indefectiblemente, puestos a gobernar o defender el bien común, los llevará a “meter la pata” y traicionar con sus decisiones y la dirección de ellas, el bien común.

(2) El formato de las ONGs, también tuvieron su momento, como alternativa o compensación de las carencias de los gobiernos. Ese perfil también quedo atrás, hubo presidentes que llegaron de allí y que, al finalizar sus mandatos, regresaron sin haber logrado avances destacables en la proyección de sus ideas y políticas.

Ya pasaron los militares y los cleros, la dictadura del proletariado y gobiernos religiosos, cada uno y a su manera agotaron su impulso, la democracia formal con sus ideales inspirados en la Ilustración (“libertad, igualdad y fraternidad”) fue abriendo una gran brecha entre los valores que se pronuncian con los que efectivamente se materializan.

En todo esto está la interioridad y su cambio, a través de la experiencia, que va resultando gracias a la dinámica de la expectativa, la materialización y su “angulo” con la realidad y finalmente la desilusión que ayuda a la critica y a la auto-critica, condimentos imprescindibles de la transformación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario