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Para escucharte mejor II

domingo, 6 de mayo de 2018

En un escrito anterior, se relatan coincidencias que se manifiestan en anécdotas cotidianas, sin embargo, dadas sus características generan una cierta “intranquilidad” y algunas dudas. Son rarezas que todo el mundo puede verificar, aunque también, muchas veces pasen inadvertidas.

Más allá de los ensayos de respuestas que se puedan hacer ante ellas, no resultan del todo satisfactorias, o bien aparecen relatos de otras anécdotas sucedidas en otras vidas y en definitiva, llegamos al mismo punto, a saber: interrogantes para los que no hay sólidas explicaciones...

Pero también, ante un hecho de este tipo, se puede, no afirmar ni negar nada y ubicarse en la perspectiva de aceptar la duda como “indicación”, es decir, intentar advertir qué se nos está mostrando, de qué tipo de “mundo” proviene el indicio que se nos está brindando...

Es obvio que tal indicio no proviene de la esfera de lo “conocido”, motivo por el cual se nos presenta como “enigma” y que se traduce en múltiples interrogantes. Este “mundo desconocido” que, nos es indicado por estas anécdotas, es una prueba de su existencia, aunque tengamos su evidencia gracias a nuestra ignorancia de él y a la imposibilidad, a través de las palabras, de describir ese “espacio”que, la razón, no alcanza a “tocar”. Esa suerte de vacío, paradójicamente, quizás sea lo que importa...

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