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Por qué “época Tradicionalista”

miércoles, 11 de enero de 2017

Estamos entrando en una etapa particular de los ciclos históricos, ademas de ésta particularidad que le da su impronta, nos encontramos también con la “primera civilización planetaria” de toda la Historia, porque aunque sean diferentes las actuales culturas la conexión y mutua influencia hoy es total.

En cuanto a los movimientos que van dibujando los ciclos de la historia, hay diferentes interpretaciones, algunos filósofos y historiadores han hecho sus valoraciones sobre éste punto y actualmente también lo hacen. Me refiero al modo en que se organizan los hechos del pasado y desde dónde se hace ese ordenamiento. Como ejemplo, no es lo mismo ver el suceso de la llegada de Colon a éste continente desde América a verlo desde Europa. Aunque se trate del mismo evento la valoración y significado histórico varia. Si ademas, a ese hecho, los europeos (por su situación geográfica) lo incluyen en una serie de acontecimientos que se dieron en esos años en su región, variará más aun la visión del evento que está aquí como ejemplo. Habrá otros que no lo consideran relevante y resaltaran otros acontecimientos y así siguiendo.

Un ordenamiento muy difundido es el de “año 0” que correspondería al nacimiento de Cristo. Es decir que, para este modo de verlo, todo comenzó desde esa circunstancia y lo anterior quedo “quebrado” y hacia atrás de ese acontecimiento, a partir del cual, comenzamos a contar de manera progresiva. Pero como hay culturas más antiguas que lo considerado en sólo 2017 años, se cuenta el tiempo, pero, de manera regresiva e igual termina en el año 0. Es decir que el año 2 AC corresponde a dos años previos al 0 y el 225 AC corresponde a esa “distancia” también del año 0.

Sin embargo para la historia humana y la acumulación de acontecimientos a nivel mundial, hoy podríamos decir que estamos en el año 35.000, tomando a los tiempos paleolíticos como año cero. O bien año 6.000, partiendo de la escritura cuneiforme de la antigua Sumeria, origen del primer lenguaje escrito conocido y otras cuantas variantes que se puedan imaginar, ademas del conocido "año del pueblo de Israel" o "año chino". Por ejemplo, alguien podría decir que el año 0 es cuando conocimos el manejo de la electricidad, elemento que transformo al mundo desde el punto de vista material. Otro, más panamericanista, podrá afirmar que el año 0 de sudamericana es el de hace 3.500 años, data estimada del inicio de Tiahuanaco en Bolivia. También, por qué no ubicar el año 0 cuando algún “homo sapiens” utilizó el fuego...

Más allá de estos emplazamientos para ordenar los hechos pasados, hay quienes ven ademas, ciertas repeticiones, vueltas, decadencias, organizaciones, etc. etc. que no necesariamente los incidentes históricos revelan, pero sí, una mirada y ponderación sobre ellos. Para mencionar una caracterización de un determinado tiempo o época, quién no a escuchado sobre la “decadencia de occidente”, esta sentencia no hace mención a un año y sí a una serie de años donde algún observador verifica sucesos que considera “decadentes”. O bien, a propósito de la electricidad, alguien podría ver que junto a éste hecho se produjeron en los mismos años otros acontecimiento importantes y así, comenzar a caracterizar ese momento histórico del siglo XVII y XVII, como un periodo de “descubrimientos técnicos”. Otros ejemplos: se define una etapa como “colonialista" o una interpretación que se usaba en siglo XX: periodo de la “guerra fría”, etc.

Ciertamente pasaron miles de años hasta que se lograron configurar maneras de escribir y acumular mayor conocimiento, pero todos los vestigios anteriores que se pueden ir encontrando completan nuestra historia y deben ser integrados a su relato y sin fracturas con lo que continuó después.

Aunque hay algunos intentos, desde la ciencia por ejemplo, mostrando la “familiaridad” genética de personas de las distintas razas. Y descontando la “mala fe” que podría llevar a ciertos grupos a ocultar sus vínculos históricos, aun persiste una suerte de visión de “generación espontánea1” en el relato de la historia.

Creo que estos ejemplos introductorios bastan para referirme ahora a la ponderación de los ciclos históricos a la que adhiero.

Para comenzar es una visión que intenta adentrarse en toda la historia humana, desde las primeras manifestaciones, más allá de su calidad testimonial (con escritura o sin ella), no consideramos que la historia humana es sólo de sus culturas, sino que en ellas se ha ido manifestando, desarrollando y consolidando distintos aspectos del Todo al que pertenecemos como especie. Como una suerte de “ramas” donde, a su manera, estos grupos humanos, ligados geográficamente y de tantas otras formas, fueron construyendo, con sus avances y retrocesos, civilizaciones. No es equilibrado “cortar” los acontecimientos anteriores o de otras culturas, pues todo ello fue y es parte del “gran suelo nutricio” en el que nos apoyamos y al que también hoy estamos contribuyendo.

Cuando nos referimos a Historia entonces, no pensamos en los últimos dos mil años, la historia con mayúscula es mucho más extensa, aunque con menos testimonios y pocos “relatores”. Por ejemplo ya en los artistas de la cueva de Altamira, hace unos 35.000 años, se comprueba la producción de testimonios culturales.

Al hacerlo entonces, se puede notar el largo tiempo histórico donde se observa una primer etapa de pocos habitantes y muy dispersos. Una segunda etapa de contacto creciente y que, poco a poco, termina en la interrelación actual, donde ya no quedan pueblos aislados.

Ahora aunque, transitoriamente, pujen algunas culturas por homogeneizar a todo el planeta, tendrá que surgir una nueva síntesis que permita iniciar una nueva etapa con una cultura humana común, matizada por tantas particularidades como culturas existen.

Pero para que éste salto sea posible tiene que nacer una nueva conexión del ser humano consigo mismo y con los demás. Un renovado y experimentable vínculo con lo sagrado.

Desde estas bases solidas comenzará la construcción de la primer “Nación Humana Universal”.

Tanto se ha ido para afuera, tanto se ha viajado y construido, tanto se ha guerreado y también tanto se ha avanzado que hoy, aunque haya fuertes peligros y desilusión, en este final de un segmento del espiral del tiempo, tal vez hay que hacerse las preguntas, como el primero que miró al cielo estrellado y se conmocionó en la intuición de una gran maravilla de la que él y los suyos eran parte.

Entonces, tomando una de las posibles acepciones del término, es a éste posible "regreso" a la tradición o también a una búsqueda nueva y a la conciencia de que hay que producir una necesitada conexión y renovación interna, a lo que llamamos “época tradicionalista”2.


1Generación espontánea: paradigma de la ciencia refutado a finales del siglo XIX. Esta teoría antigua sostenía que los seres vivos podían nacer espontáneamente a partir de materia inorgánica, la teoría postulaba que el origen de la vida provenía por ejemplo del barro, el polvo o la comida descompuesta. Estaban limitados a la percepción sin imaginar procesos, concomitancias, etc. En este sentido, es conocida la afirmación que sostenía que los roedores, por ejemplo, nacían por efecto de un basurero, justamente porque allí los veían. Gusanos, sapos y salamandras, entre otras criaturas también nacían de forma "espontánea".

2Caracterización de autoría de José Ortega y Gasset (Madrid, 1883-1955) quien fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital —raciovitalismo— e histórica, situado en el movimiento del novecentismo.

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