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Desafío deportivo

lunes, 30 de enero de 2017

Con el paso del tiempo y con todo lo que va sucediendo en el interior de una persona, ésta puede ir variando su forma de ver las cosas. En este caso me referiré a una de estas variaciones que me ocurrió en estos últimos días.


Nunca vi con tanta claridad el desafío que tiene la conciencia en superarse, me refiero a la posibilidad de transformar su modo de “estar en el mundo” y hacer este cambio de manera radical.

Si bien desde hace años estoy en estas “competencias” mi intención siempre rondó lo biográfico, lo conductual, el paisaje de formación, el momento histórico o la cultura y sus anti-valores. Operando con contenidos internos e intentando darles nuevas dinámicas a fin de comprender, reconciliar, distender, etc., etc. Tarea procesal que no está terminada y que me ha significado un aporte superlativo.

En este sentido conceptos como “transformación profunda”, “cambio de forma mental”, “trasmutación”, “cambio esencial”, por momentos se me aparecen claros y logro captar o intuir y comprender, sin embargo, al tiempo he regresado a sentir una cierta extrañeza y lejanía con su profundo significado.

Como no es seguro, en esta ocasión, que la “claridad” alcanzada logre mayor permanencia, lo intentare escribir así como el que explorando nuevas tierras va dejando marcas en el recorrido.

Para comenzar, aceptemos que la historia humana, podría tener unos 40.000 años y que desde sus primeros pasos se fueron configurando ciertos reflejos, mecanismos, “pilares” mentales, que en aquellas condiciones extremas, les permitieron adaptación y perpetuación como especie. Dejaremos de lado la “herencia” recibida de otros “homos” y ellos de otros mamíferos, el atender a estas cuestiones nos llevaría a un terreno más lejano en el tiempo y de mayor complejidad, y esto no forma parte del interés de la nota.

Entonces un tanto arbitrariamente nos ubicamos ahí: unos 40 milenios atrás. Allí la lucha por la sobrevivencia tenia todos los componentes primitivos que se pueden observar hoy en ciertos mamíferos, defensa de la propia comida, identidad de clan, búsqueda de abrigo, extrañeza ante los diferentes, temores, dudas y en ocasiones, donde “todo estaba bien”, en algunos se produciría un pequeño plus energético, mostrando la aparición de un “principio” muy desarrollado, que los llevaría a mirar otros aspectos de su entorno y generar nuevas relaciones de datos, algunos de índole práctico, otros afectivos y también algunos mirarían hacia el cielo...Siempre influidos por su entorno natural y por las situaciones “sociales” que iban atravesando. Esto era sólo el comienzo...

Lo cual en lenta acumulación y en múltiples “lineas” territoriales fueron configurando culturas que llegando hasta la actualidad muestran todo lo que se fue incorporando: conocimientos científicos y técnicos, organización social, lenguajes escritos, arte, pensamiento, espiritualidad, etc. etc. etc.

Este trazo grueso que estamos dibujando sobre el papel de la historia, deja afuera infinidad de aspectos y variantes, pero de todas maneras, es útil para lo que se pretende resaltar.

En este sentido, lo que pretendo evidenciar es que no se puede negar la inmensa acumulación de historia, conocimientos en los más diversos campos del quehacer humano, pero, hay algunos factores que a pesar de tanto acumulado no hemos logrado superar. Si bien se pueden reconocer “momentos” históricos donde comenzaban a marchar nuevos modos de relación y valores, éstos aún, no han logrado constituir "la norma" de vida.

Me refiero a la violencia, a la venganza, a la extrañeza ante los diferentes, a veces activamente discriminatoria. A la acumulación de los que pueden en desmedro de la parte de otros, etc., etc.

Aquí es donde se puede observar que aquellos impulsos primitivos, que permitieron la adaptación hace 40 mil años todavía, de maneras más o menos sofisticadas, continúan sosteniendo el piso de la “normalidad”. Seguramente en la época paleolítica, alguien lanzaba rocas para defender su cueva, hoy se prueban misiles que, saliendo de la atmósfera, desprenden diversas ojivas nucleares con objetivos precisos.

Esclavizar a los diferentes y más indefensos a cruzado todas las culturas y hoy hay muchos en esa misma situación, sin mencionar a los olvidados que ni siquiera alcanzan la categoría de esclavos.

Esta delgada capa que configura el sentido común actual se apoya en los mismos pilares mentales de hace tantísimos años. No hay cultura que no haya pasado por estas acciones: guerras, violencias, venganzas, discriminación, oscuridad, destrucción y autodestrucción. Sólo se trata de que se presente alguna situación para que esos reflejos emerjan y lo hagan con el “poderío” alcanzado en cada momento histórico.

Del mismo modo, hay que decirlo, no hay cultura que no haya tenido momentos luminosos y “humanistas”.

Si bien las diferentes culturas nos muestran una gran "elasticidad" en el modo de concebir el mundo, en general, aun estamos divididos entre el peso de la piedra y la levedad de la pluma. En el psiquismo está presente, de una manera extraña, toda la historia de la vida, desde lo más primitivo hasta el milagro!

¿Será posible este cambio histórico profundo?¿Bastará el intento individual? ¿Es quitar, sumar o conciliar?

Más allá de los resultados me llena de entusiasmo, casi deportivo, vivir el intento de trabajar a favor de esta profunda transformación interna!

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