Cuando uno cruza su mirada con la de Kronos, las prioridades se ordenan...
La frase propone con un lenguaje mítico que, ante la conciencia de la finitud del propio tiempo, puede surgir lo que es verdaderamente importante.
El griego Kronos o Crono fue identificado en la antigüedad clásica con el dios romano Saturno. Se le atribuyen distintas funciones pero básicamente personifican al tiempo, como algo muy antiguo que todo lo consume y acaba.
Es una manera de nombrar a una de las fuerzas inconmensurables que escapan a los dominios de la razón, aunque se intenten muchas maneras de medirlo, interpretarlo, formularlo, siempre resultan insuficientes.
Sin embargo desde otros emplazamientos -por ejemplo el mítico- se puede tener la experiencia de “percibirlo”. En este contexto, la razón externaliza y la apertura poética sintetiza y profundiza.
Me a pasado, por ejemplo, ante la muerte de un ser querido, dedicar horas y horas buscando explicaciones, enojándome, preguntándome ¿por qué? Forzando la búsqueda de una respuesta racional ante algo incomprensible o inaceptable. Pero hay cosas que no se logran resolver por esa vía, hay fuerzas que la superan, aunque uno sea viajero de esta época, con abundante información.
Pero desde el silencio de la razón, ante la aceptación de una frontera que desde ella no se logra superar, comienzan a manifestarse suavemente otras respuestas, otros significados...
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