Creo que en la divulgación de la ciencia (no novelada o ficcionada) que comenzó con Carl Sagan en la década de los 80 (la serie Cosmos) hasta hoy se han planteado muchas cosas que colaboran con el conocimiento, con una cierta mística de trasfondo, aparentemente impropia de la ciencia.
Pero aun nos mantienen en el problema: cómo llevarlo a la vida cotidiana; cómo utilizar la información y cómo emplearla en beneficio humano, es decir, plantean un “qué” pero no hay un “cómo” ni tampoco un “dónde” comenzar a trabajar sobre uno mismo desde esas nuevas perspectivas...
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