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Rayos que fulminan

lunes, 22 de agosto de 2016

Némesis era la diosa que en la tragedia griega castigaba a los humanos que se comportaban con soberbia, que "se la creían". Esta actitud ofendía a los dioses y éstos, a través de Némesis, los castigaban de diversas maneras.
Éste padecimiento de la soberbia, ésta desmesura, era caracterizada como hybris o hibris. Entonces el castigo a la hibris era la némesis. Era la sanción de los dioses que tenía como objeto ubicar al individuo nuevamente dentro de los límites que había cruzado.

Uno de los principales indicadores de éste "síndrome" era el desdén por los otros, o sea, la indiferencia y desprecio hacia una/s persona/s.

Heródoto expresaba: “Puedes observar cómo la divinidad fulmina con sus rayos a los seres que sobresalen demasiado, sin permitir que se jacten de su condición; en cambio, los pequeños no despiertan sus iras. “

Estas historias llevan a recordar que en la antigua Roma, cuando los generales volvían triunfantes de alguna incursión, al llegar a la ciudad, celebraban con un desfile por sus calles. Montados en un carro tirado por cuatro caballos, recibían las aclamaciones del pueblo hasta llegar al Senado. Si estos personajes militares además eran emperadores, un esclavo los acompañaba en el vehículo y cada cierto tiempo les debía decir al oído la frase: ¡Oh, César, recuerda que eres mortal!

Era la manera de recordarles que sus éxitos no debían inducirles a creerse dioses y también, un código para “navegar” entre las aguas de hibris y némesis sin rozar sus costas.

Estas bellas historias tal vez traducen algún tipo de “lógica”, de vínculos entre las actitudes, las maneras de sentir, el encadenamiento de las acciones, etc.
Con un ropaje mítico llegan como enseñanzas o acertijos que los seres humanos de todas las épocas intentamos develar...

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