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Pesimismo en la coyuntura y optimismo hacia el futuro

martes, 19 de julio de 2016

Las tendencias actuales pueden avanzar, pero ¿hacia dónde?

La violencia desplegada por individuos hoy cuenta con gran poder de fuego y los gobiernos trataran de adelantarse a los sucesos para poder “administrarlos” (algunos los trataran de evitar y tal vez, con otros, se harán los distraídos).

En este panorama hay fuertes razones para creer que así como se va atomizando la violencia, también esté ocurriendo lo mismo con los gobiernos, las fuerzas de “seguridad”, etc. que actúen fragmentados siguiendo intereses particulares y no se comporten efectivamente como bloques o grandes equipos. Se ve a políticos que traicionan a sus votantes (prometen y luego hacen otra cosa) y también se “cortan solos” de sus Partidos, hay policías que cometen diferentes delitos; servicios de inteligencia que trabajan para si; médicos que negocian con la salud; religiosos que odian y matan; medios informativos que desinforman o mienten, etc. etc.

Este fenómeno creciente y más amplio de lo que aquí se ejemplifica, fue llamado hace algunos años “desestructuración"1. Así, se combate la violencia desestructurada desde facciones también desestructuradas y violentas en un “nada pega con nada”...

¿Por qué tenemos que creer que estas tendencias se van a detener? No se ven indicadores claros o manifiestos, por lo tanto hay que suponer que esta propensión se va a intensificar. Podemos ver que las famosas “redes” están llenas de agujeros o los distintos “tejidos” o “barreras” son sólo conceptos de discurso, pero no verificables en la práctica.

En este contexto se puede asegurar que avanzará el control sobre los individuos, con cámaras, satélites, chips y con cuanta cosa sea posible. Ya no sólo importará influir en la subjetividad o influir en su formación, sino que se requerirá el contacto “on line” (en tiempo real) con la misma. Aumentarán las “fuerzas especiales”, de “inteligencia” y de otras que a su vez las controlen y en general la militarización en los países y en las ciudades. Está todo fuera de control y la respuesta es aumentar las formas de control, silenciar la violencia con mayor violencia. Avanza el absurdo que dice: para “proteger” a algunos de otros ¡hay que vigilar a todos!

¡Esto será “un todos contra todos”!

A menos que, se tengan en cuenta seriamente cosas que ya han sido dicho desde “el faro de Sudamérica”2 y, con eso, se decida unilateralmente ir a las raíces de los conflictos y no seguir en el actual empeño: tratando de enderezar el décimo piso de una construcción agregando más peso, ya que así sólo aumentará la inclinación del edificio y lo acercará al derrumbe.
El problema está en los cimientos, mal formulados, que fueron proyectando su error en pequeños desvíos piso a piso y ahora, su angulación ya es muy evidente y peligrosa para todos.


1 Silo, Obras Completas Volumen I. Cartas a mis amigos, carta décima.
2 Silo, Arenga 2004, Punta de Vacas. Para descarga del texto: https://www.dropbox.com/s/mjutl3e3rgf0cl3/arenga2004.doc?dl=0
Los postulados expresados allí fueron tomados por la “Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia” que recorrió el mundo entre el año 2009 y el 2010.

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