Estados de ánimo

Resulta que habitualmente es desde el estado de ánimo de cada presente, de cada día, desde donde “miramos” hacia atrás y esto sólo “ilumina” ciertas franjas de los recuerdos y mantiene ocultas otras. Sin embargo ese estado de ánimo del presente se puede influir con el propósito que uno tenga para su dirección de vida, su futuro. Desde esa influencia se “impulsa” al presente a realizar ciertas búsquedas en la memoria y a tener ciertas actitudes en la vida cotidiana.

La memoria, la vida que hemos vivido, está integrada por muchas pequeñas “cumbres”, logros en distintos campos que en su momento fueron “grandes”, como experiencia, pero que vistos desde el hoy tienen una menor dimensión. Me refiero a manifestaciónes tempranas de alguna vocación, vencimientos de resistencias, experiencias profundas, que van desde el aprender a caminar, andar en bicicleta, a utilizar utensilios, aprender ciertos temas en la escuela, contemplar un paisaje, etc. El rescate de esta linea se puede seguir hasta hoy otorgándonos una especie de “conciencia” de nuestras capacidades desde la cual afirmarnos para construir futuro. Experiencias valiosas que se pueden rescatar y “poner” en algún lugar...

La dirección o propósito opera como un sol que ilumina y despeja las nubes que ocultan, en el presente, a las inmaculadas cumbres montañosas.