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Edición del ADN

miércoles, 13 de enero de 2016

En la atmósfera de fin de año del calendario gregoriano (año 2016) accedí a una nota sobre los llamados “10 descubrimientos científicos más importantes del año 2015”, allí se listaban viajes exploratorios en el espacio, el logro del mayor acercamiento a Plutón, una vacuna contra el ébola, la posibilidad de “edición” de genomas, etc.

Luego de leer cada cita del artículo y de asomarme a estos temas interesantes que estimulan la imaginación, agradecí a los divulgadores que nos permiten, a las personas comunes, acceder a estas informaciones.

Entre tanto, me preguntaba ¿pero quién habla y describe la situación del ser humano actual? No me refiero a su cuerpo, me refiero a sus avances, sus dificultades y en general su actual estado. O se trata de llegar a su comprensión (el estado del ser humano) únicamente a partir de todas las manifestaciones que se expresan en la ciencia, la técnica, etc.

¿Será que es justamente allí donde se nos muestra el estado actual del ser humano?

Se podrá argumentar que describir el estado general de la humanidad es algo muy complejo y que su vastedad y diversidad hacen imposible una acertada ponderación de todo esto. Aunque no me parece que sea más complejo que el desarrollo de los otros avances que se mencionan. Pero si puede ser que no sea un interés actual y que las segmentaciones a las que estamos habituados nos satisfagan.

Porque en general se ve la situación humana en “cortes” estadísticos, el individuo, una generación, un “estrato social”, etc. Pero no tenemos una foto general del estado del ser humano en este preciso momento de la historia.

Hay mucha información de la ciencia, la literatura, el arte en general, la política, el deporte por supuesto, el cine, etc. También sobre los territorios que llamamos países y sus actuales circunstancias. En suma contamos con infinidad de saberes, me pregunto si hubo antes seres humanos que tuvieran tanta información como la que disponemos en la actualidad. Sin embargo no se atiende de manera enfática al estado del ser humano, el verdadero protagonista de la historia y de la actualidad. Es él quien produce las novedades en la ciencia, en la técnica, en el arte; pero también las guerras, las violencias; la conmoción y la desesperación, la peraltación y la degradación.

Sólo con avanzar un poco en esta “ciencia” que bucea en el estado del ser humano nos encontramos con planteos muy simples, aunque contundentes!

No podemos seguir creyendo que los de tal o cual raza o religión son violentos o son “mejores”. Qué matar a otros o a uno mismo arregla problemas. Que las guerras son una solución a algo. Que el embotamiento del alcoholismo y las drogas nos conducen a algo interesante. Que la “hipnosis” y el “entretenimiento” nos resuelven situaciones. No parece conducente apostar a las modas y al deporte como una manera de “pasar la vida”. A menos que todo esto nos esté mostrando un estado más o menos general de la humanidad, que de diferentes maneras protagoniza, apoya o es indiferente a todas estas manifestaciones que en la actualidad parecen “teñir” y atravesar culturas, países, generaciones, etc.

Por otra parte, reforzando aspectos positivos, los avances en la exploración del cosmos y la manipulación genética nos muestran otro futuro, también la búsqueda de un nuevo horizonte espiritual lo está expresando. Probablemente todo esto esté presente, en distintos grados, en todos los humanos actuales, por esto es necesario apoyar e involucrarse, si se quiere avanzar en estos nuevos desafíos, para así ampliar un futuro posible y debilitar los “desbordes” del agonizante, pero peligroso, mundo viejo.

Podría afirmarse que existe una cierta desorientación que avanza hacia la desesperación y que se expresa de múltiples formas. Este estado general hace resistencias a la desilusión y al fracaso que es en definitiva el que permite “dar vuelta la página” y comenzar de nuevo.
¿Quién habla hoy por el ser humano? Eso que no es sólo consumidor, ocupado o desocupado, profesional o empleado, incluido o excluido, científico o técnico. Que no es simplemente mujer u hombre, niño o anciano, etc.

Porque todas las manifestaciones humanas: buenas o reprobables, repudiables o dignas de apoyo, todo aquello que se hace o no hace, parte de un estado particular del ser humano y de su conciencia, mucho antes de cobrar forma en cualquier tipo de rotulo que se le de.

Soy pesimista en cuanto a soluciones que se intenten desde un rótulo hacia otro rótulo, desde el político al votante, desde el productor al consumidor, desde el artista al público, desde la economía a la sociedad, etc. este pesimismo se basa en la certeza que, entre tanto no se comprenda el estado del ser humano (que está agrupado de diferentes formas: generaciones, territorios, culturas, etc.) no se podrán buscar soluciones de fondo ni se encontraran respuestas transformadoras. En tanto se siga respondiendo a la externidad desde la externidad, se continuará maquillando y mal, un proceso cada vez más amenazante y que en la coyuntura parece inclinarse hacia una violencia nunca antes vista.

De los múltiples aspectos que hacen a la vida en el mundo en lugar de ajustarse todo desde el ser humano, se lo hace desde aspectos secundarios y como si se tratara de una figura que se amplia, de acuerdo al punto desde donde se la toma, se nos presenta deformada y muchas veces monstruosa. No se acertará con la proporción adecuada en tanto no se decida tomar la situación desde el único lugar que es el acertado: el ser humano como máximo valor.

El mundo necesita de Humanismo, este es el camino, la escalera de emergencia hacia un mundo nuevo.

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