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¿Qué pasó con las ideologías?

sábado, 12 de diciembre de 2015

Intentando responder este interrogante, en principio recurrí al diccionario de la RAE, para ver que decía sobre el significado de “ideología”: Conjunto de ideas fundamentadas que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.

Se escucha por ahí que las ideologías ya murieron, que son una antigüedad y que lo “moderno” del siglo XXI, en un paso superador, no requiere más de aquellas divisiones. Aunque no se lee en el diccionario una fecha de caducidad para las ideologías.
Por tanto si alguien apoya su talante en esta ausencia y así pretende mostrarse "moderno", no pasará de ser un ingenioso o lastimoso ardid.

La afirmación sobre la desaparición de las ideologías no seria falsa si se pretendiera con ella mostrar que han cambiado las formas, los instrumentos, en definitiva el “ropaje” que sostuvo a las ideas conocidas del siglo XIX y parte del XX.
Aspecto que nadie puede negar y que, junto a los cambios del mundo, también a ellas se les requirió un necesario aggiornamiento, pero esto no significa, que no existen más las ideas y creencias, los valores y las direcciones hacia una cierta imagen del mundo.
Resulta un absurdo sostener esta "muerte" pues se niega el funcionamiento de la conciencia humana, al menos que, justamente, se busque deshumanizarla.

Utilizar el recurso de la zorra para desprenderse de las pulgas, no es suficiente para dejar de ser zorra. Hoy muchos personajes están tratando de desprenderse de aspectos propios que resultan una perturbación a su imagen, pero no significa que estén cambiando y, mucho menos, una ausencia beatífica de ideologías.

Las ideologías no son ideas “descarnadas”, tienen su apoyo en una manera de sentir a los demás y al mundo en general, allí quizás radique la verdadera disputa, muchas veces irreconciliable, entre concepciones antagónicas.

Parece que hoy se pide que seamos “conformistas” para estar a la moda. Se pretende una aceptación acrítica del orden e ideología dominante.
Por mi parte, lamento ser “aburrido” y “demodé”, creo que hay que mantener viva la elaboración de opiniones propias, por supuesto que en una adaptación creciente y aunque el “avant garde” de la época, una vez más como lo hizo a lo largo de la historia, nos mire por encima de su hombro.

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