“Podemos estar felices de saber que el futuro nos pertenece completamente...”
La época pragmática en que vivimos, plagada de acceso a información y desestructuración de planteos, nos ofrece muchas alternativas y a gran velocidad, en un mundo que sigue agravando su crisis. Para estos tiempos la búsqueda de referencias y apertura de futuro, si implica tiempo aplicado, se aparece como un despropósito. En este contexto se frasea mucho y se lanzan al vuelo muchas ideas, desconociendo en muchos casos la “estructura” doctrinaria a la que pertenecen.
Si consideramos a las frases como ideas que se expresan en un nivel superficial de enunciado podemos coincidir con mucha gente y estar de acuerdo. Si ubicamos a las frases como una manifestación, el fruto que dispensa un árbol, veremos en el nivel más externo, más lejano del tronco y la raíz, bellas flores y atractivos frutos. Pero éstas ideas, si vamos descendiendo hacia sus cimientos, las veremos nacer desde lugares que nos pueden dar sorpresas.
La esencia de los frutos vienen de las raíces cuando éstas trasforman los nutrientes presentes en la tierra y en su entorno.
Las frases no bastan para edificar una vida o direccionarla, pueden ser como “flores auditivas”, pero insuficientes para modificaciones profundas.
Es necesario contar con pautas que sean coherentes desde la raíz hasta los frutos para poder así, si fuera un interés, buscar salidas en la propia interioridad.
Hubo y hay mucha gente de buena voluntad que expresa su sensibilidad de muchas maneras, también hay frases que al conocer sus orígenes y consideradas desde allí, entendemos que tienen significados contrarios a nuestros intereses. Aunque la "cascara" sea atractiva no nos gusta su interior y si recorremos su pertenencia estaremos en desacuerdo pues, sostener ese pensamiento como actitud vital, implica cosas que no deseamos para nuestra vida.
Más allá de las frases interesantes, creo que el tema está en cuáles son los "escalones" con los que cuento para avanzar, cómo llegar a mi profundidad, al contacto con lo que nutre las mejores intenciones humanas. Qué fruto escojo y qué ramas sigo para llegar hasta los cimientos...
Ah, la frase inicial de este artículo pertenece a un concocido nazi, autor del libro Mi Lucha...
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