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¡Un café, por favor!

lunes, 10 de agosto de 2015

En los últimos años asistimos al cierre o mutación de los famosos cafés o cafeterías de Buenos Aires, algo que empezó con el neoliberalismo de los 90 y que no parece detenerse, al contrario, aumenta. Son remplazados por pizzerías, kioscos, etc.
En los nuevos espacios está prohibido el humo, pero no el alcohol.

Más allá de estos ámbitos, el ritmo de vida que se privilegia, en general, lleva a la distracción a través de espectáculos, bebidas embriagantes, comidas de todo tipo, etc. Pero el ámbito del café, discusión, intercambio, simplemente la charla, ese espacio igualitario que permitía a todas las clases, edades, profesiones, compartir un lugar parece no estar de acuerdo con la época. Esta infusión que ha estimulado y quitado el sueño de tantos, ya no es adecuada, genera algunos leves trastornos que no son bien vistos por la actualidad. Parce que la atmósfera cargada de cafeína excita intelectualmente, desvela y prolonga las conversaciones, etc. Aunque sí es válida para los desayunos, ayuda a despertase temprano y a emprender el día hacia el trabajo.

No se trata de nostalgia en todo caso de dejar constancia de algo que viene pasando y que probablemente sea parte de algo más general que está marcando nuestro tiempo.

En este contexto, parece excesivo hablar de lo que es bueno o lo que es malo, sin embargo, si pudiéramos captar lo más esencial que se puede estar reflejando con estos cambios, quizás sí podríamos hacer una valoración. Definición que, por mi parte, no puedo realizar.

Aunque, mientras tanto, tenga una posición: Si alguna vez se contara las veces que junto a una taza de café se fueron acordando ideas, tomando decisiones, haciendo descubrimientos, iniciando proyectos, etc. Creo poder asegurar que en los últimos 800 años, fueron muchas más veces, al menos más relevantes, que las otras que se hicieron junto a vasos con algun tipo de alcohol.

En toda esta trama, me hago algunas preguntas: ¿La realidad es tan solida que ya no se la puede cambiar? ¿Ya encontramos las respuestas a todas las dudas? ¿Sólo nos queda tratar de distraernos e intentar "disfrutar" de la vida? ¿No hay que perder más tiempo en temas que no llevan a nada? ¿Somos parte de una época donde lo único digno es trabajar? ¿Ya está todo inventado?

¿Si todo esto es así, podremos comenzar un nuevo tiempo? ¿Cómo lo haremos?

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