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Cuando la chispa se convierte en brasa

jueves, 20 de agosto de 2015

Están las rocas, estables, luego alguna fricción (inestabilidad) produce la chispa que si cae en materiales adecuados (yesca) producirá el inicio de una pequeña brasa. Si a ésta se suma un suave viento que la oxigene, será estable y podrá iniciar un fuego de llamas ilimitadas y de formas impredecibles. Pasado su tiempo se irá deteniendo (tiene su ciclo) y su remanente serán brasas, que más tarde, aun tapizadas por el gris de la ceniza, quedarán en rescoldo. Para volver a comenzar nuevamente: brasa, yesca y aire, fuego.

Qué serán mis pedernales, qué será su estabilidad y cómo se dará su fricción. Dónde y cómo aparecerá la chispa y cuál será el material adecuado para generar la pequeña brasa. Qué sopla y qué enciende finalmente el fuego de la experiencia. Cómo conservo luego el rescoldo y cómo lo transporto. Cuál es el ciclo de vida del rescoldo, cuánto dejo pasar sin activarlo en un pequeño fuego cotidiano o es que dejo que se apague…

Si se apaga y no sé cómo iniciarlo porque desconozco la magia que lo inició. Cómo comienzo nuevamente, dónde busco, dónde pido.

Este proceso se inició adentro o afuera. Empezó afuera y también adentro. Fue como un espejo caído de algún lugar de los cielos, que reflejó algo que había que iniciar en nuestro interior. Lo fuimos haciendo afuera y lentamente también adentro, “calentando” todo lo que hasta acá vemos. Ahora qué haremos…

Podemos ir al encuentro del lugar de donde vino el espejo…

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