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El castillo “Gran Rocalla” [1] de Constitución [2]

miércoles, 24 de junio de 2015

Muchos objetos que han sobrevivido el paso del tiempo son testimonios de la historia y muestran la visión y sensibilidad de los contemporáneos de alguna época remota. Del mismo modo la destrucción de construcciones y otras producciones humanas, dan también, aunque en forma negativa, un vestigio de “en que se estaba” en un determinado tiempo y lugar.

Resulta curioso enterarse de ciertas anécdotas que ilustran la fricción de modos de sentir e ideas que en algún momento se produjeron y que las disputas por determinados objetos nos la revela.

Sucedió en Buenos Aires, en el año 1885 que el arquitecto e ingeniero Juan Antonio Buschiazzo, a pedido del intendente de la época, diseño y ejecutó un paseo que incluyó un particular monumento. Se trató de un castillo en ruinas.

Como inspirado en una pintura romántica, Buschiazzo materializó, una representación que diversos artistas sólo llevaron a la tela. Al estilo de Caspar David Friedrich; quien en sus cuadros trazaba construcciones en ruinas, manifestando así el avance de las fuerzas de la naturaleza sobre las de la razón. O al decir desde algún espíritu romántico: ¡mostrar como el tiempo con su embestida se abalanza sobre la perfección de las construcciones, remarcando así que la belleza es efímera y está preñada con la simiente de la finitud!

Treinta años después en 1915 y luego de muchas críticas, ya no había lugar para esa construcción y fue eliminada como quien borra algo de su pasado que pretende olvidar. Un ejemplo de choque de sensibilidades, donde algo para unos puede significar horror y para otros puede resultar inspirador. Sin embargo ese ejercicio de construir “la verdad” para cada momento negando otras, va construyendo una historia parcial, una memoria de coyuntura que, como en la cuerda floja, puede caer en cualquier momento.

No se trata de una defensa de lo antiguo en antagonismo al progreso. Se trata de remarcar con este hecho el modo en que “discuten” las sensibilidades cuando irrumpen y actúan sobre la realidad, construyendo o destruyendo “objetos” que traducen una particular visión del mundo. Parcializando así la propia historia.


[1] Una rocalla, palabra proveniente del francés rocaille, es un tipo peculiar de jardín, caracterizado por una decoración de estilo rústico con plantas de origen alpino o plantas resistentes a la sequía que se crían en terrenos pobres y secos. Las plantas se sitúan entre grava, conchas y piedras naturales o artificiales que sirven de ornamento y, en ocasiones, se añaden como elementos decorativos algunas fuentes o grutas.

[2] La plaza de la Constitución, llamada vulgarmente "plaza Constitución", es una de las principales plazas de la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Se encuentra frente a la terminal ferroviaria homónima, y es uno de los principales puntos de conexión del transporte público en la ciudad, ya que también existe allí una estación de subterráneo. Su nombre proviene de la firma de la primer Constitución de la República, que se produjo por esos años. Se comenzó a construir en 1864.

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