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La grieta

miércoles, 10 de junio de 2015

¿Qué temas de Argentina están sin resolver? ¿Qué temas no se superan por falta de reconciliación?

¿Qué futuro legamos a las próximas generaciones? O simplemente las sumamos a que continúen con los temas no resueltos que, nosotros los contemporáneos, también heredamos.

Sin hacer un análisis profundo, en este asunto hay muchos temas que tratar, soy lego en la materia, aunque saltan a la vista diferentes conflictos más o menos recientes y también más antiguos. Creo ver un hilo conductor o tal vez una condición original que se ha venido repitiendo durante más de doscientos años. Alguna vez tendremos que decir ¡basta! Y poner manos a la obra.

Me refiero a una división dual, permanente. Podemos hacer una larga lista de todos los antecedentes de estas dos polaridades que en cada época van tomando diferentes características y con diferentes amplitudes se repiten hasta llegar a la ciudad, al barrio y seguramente a cada individuo que también, a su modo experimentará la división.

Ahora hablan de “grieta”, como si la historia hubiera comenzado ayer. Que no existiera la grieta, es falso, en todo caso hay periodos de nuestra historia donde uno de los lados de la grieta esta silenciado y nada habla por él ¿O es que se refieren a la no existencia de la grieta cuando una parte asume sumisamente los dictámenes de la parte de la grieta que tiene mayor poder? Por ejemplo, si tengo que hablar con mi jefe laboral, con temor a ser despedido, mi sumisión a la voluntad del patrón no da por sentado que no existe la división, sólo que no puedo manifestarla.

Quizás algunos añoran esos tiempos “dorados” de sometimiento y sumisión, puede ser. Pero eso no es lo mismo a que no haya existido antes la tan mentada “grieta”.

Por lo tanto no hay nada que añorar, pues no hay memoria de la no existencia de la división, grieta, abismo, o como se la quiera llamar. Seguramente hay buenos antecedentes en diferentes ámbitos, pero no se ven en la historia del país, al menos para mí, modelos a imitar.

Pero si se pueden imaginar futuros donde esa división desaparezca, al menos en sus primitivas manifestaciones y que por una vez eso no implique silenciar a una de las partes.

Si se hace el ejercicio de ir para atrás en el tiempo uno se encuentra con la división, con la grieta, más o menos ancha. Cuando la historia la cuenta un lado o bando, los hitos del tiempo pasado tienen un significado y cuando es contada por los otros, cambian los significados y aparecen nuevos hitos.

Sólo para enumerar algunas expresiones históricas de esta división: criollos y españoles, civilización o barbarie, unitarios y federales, Braden o Perón, Boca vs River, etc. Si hasta nos hemos dado el lujo de tener dos tipos de nacionalismo, uno “conservador” y otro antagónico que se puede definir como “popular”. La distribución y relación de fuerzas dentro de la geografía tiene su antagonismo, el centralismo de Buenos Aires vs interior. El tango como baile muestra la división que plásticamente los bailarines expresan desde sus cinturas, una cosa se manifiesta hacia abajo y otra hacia arriba del cuerpo. ¡Hasta se antagonizó con dos conocidas marcas de autos!

Para terminar, reconocer la presencia histórica de “la grieta” no resultará una solución pero sí un camino más “luminoso” para entender lo qué pasa hoy e imaginar algo mejor, para que nos pase mañana.

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