Se puede creer que éstas son solamente las más famosas que han sido definidas como por ejemplo: “conciencia asqueada”, “conciencia emocionada”, conciencia inspirada”, etc[1]. Sin embargo estas definiciones nos hablan no solamente de un posible signo, en el que puede estar la conciencia, sino sobre todo en que el funcionamiento de la conciencia es “estructural”.
Qué utilidad puede tener esta comprensión?
Por un lado advertir que mi actual estado de conciencia es también una estructura, aunque no pueda ser encuadrado en las definiciones conocidas. Que tal modo de estar tiene una composición de elementos propios que se “mueven solidariamente” en sus manifestaciones internas y externas. Que esos elementos podrían ser caracterizados en sus aspectos más generales y que un grafico, por ejemplo me ayudaría a “detenerlo” en su incesante fluir a fin de estudiarlo. Este tema de graficarlo, consiste en un recurso que al llevarnos a objetivar características psicológicas y conductuales permite “fijarlo” en el espacio y tiempo a fin de sintetizarlo.
Al usar este gráfico se puede advertir que la “estructura” tiene un punto de apoyo o centro, además de los movimientos de péndulo, carencia y compensación, niveles de conciencia, etc. Este aspecto central o “punto” tiene una “jerarquía” en relación a los demás.
El siguiente ejemplo muestra esta idea apelando a, por un lado aspectos considerados como “internos” en sus manifestaciones y por otro lado otros que a través de la conducta se expresan “externamente”. Advierto que de acuerdo a lo que se ubique en ese “centro” se modifican los elementos de la estructura de una manera más radical que ocuparse sólo de intentar cambiar alguna de sus manifestaciones, pues de acuerdo a este modo de ponerlo, esa estructuración se “organiza” mecánicamente con fuerte determinismo.
[1] “Apuntes de Psicología”, Silo, Ulrica ediciones, segunda edición, Rosario, 2010.
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