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El Mundial

miércoles, 19 de marzo de 2014

Hace unos días buscaba en Internet una receta de un plato típico italiano, “spaghetti alla puttanesca”. Luego de deambular por distintos sitios en español, me dije: entiendo bien la lengua italiana, por qué no ir directamente a la fuente!

Después de lo cual ingrese a una web excelente, donde hay infinidad de recetas y videos de las preparaciones más variadas, todo en italiano y para italianos…

Sin embargo como suele suceder en las webs, antes de entrar en tema, te lanzan videos publicitarios, como los de la TV, de diferentes “auspiciantes”, empresas que, seguramente a través de una suma de dinero permiten solventar aspectos de la iniciativa a cambio de su presencia.

Como era la primera vez que ingresaba a ese portal y por qué no, también por cierta agradable nostalgia de aquel país, deje que corrieran las propagandas…

Nada nuevo encontré, sólo productos que en mi país se llaman  igual o bien con otro nombre y que la publicidad intenta convencer que lo compremos...

Aunque algo llamó mi atención con cierta perturbación…

Advertí que la publicidad de una marca internacional, exhortaba a los italianos a apoyar su selección de fútbol que participará del próximo mundial de ese deporte, de un modo similar al que la misma “company” lo hace aquí.

De repente como en “cascada” se me agolparon imágenes y pensamientos que dejaron de lado el interés inicial por la comida. Comencé a sentirme un estúpido o más bien, que me tratan de ese modo.

Las empresas multinacionales van buscando la manera que consumamos y apelan a cualquier cosa para ello. Por ejemplo, potenciar hasta enardecer o conmover a los nacionales con la cruzada de ganar la copa y lo hacen en cada país, las mismas marcas…

Hay algunas compañías que se apoyan en su origen nacional para apoyar sus campañas, pero, sus dueños ya no lo son, son simplemente grandes capitales sin bandera (o con una: u$s) y que sólo mantiene algún busto o foto del fundador local…

Ellos nos refuerzan la identidad de la bandera para que le compremos, pero ellos no tienen una insignia particular o nacional, no, muy por el contrario son la “mesa mundial del capital”. Es decir que están en otro momento, de algún modo adelantado y ubicados en el lugar hacia dónde va la dinámica histórica. Mientras que nosotros entretenidos en lo nacional, en el club de barrio, en el campeonato, etc.

Ya han logrado, al parecer, que todos se involucren con los colores de un club fanáticamente, hay gente, sin distinción de género, que se tatúa en el cuerpo la pertenecía a un determinado equipo...

No me opongo para nada a la identidad nacional, provincial o barrial, ni tampoco a la pertenencia a un determinado club o deporte, en este sentido, soy un hincha más. Simplemente destaco algo que parece estar pasando y que no invalida “la pertenencia” a un pueblo y a un color…

Mientras ellos se juntan en una mesa con lo recaudado en cifras millonarias, por lo vendido en cada país gracias al mundial y planifican nuevas campañas. Nosotros competimos y en algunos casos con violencia para reivindicar unos colores…

Los estados nacionales que intentan establecer o restablecer su función con independencia de los capitales, están yendo en contra de aquellos intereses multinacionales, y no se la hacen nada fácil. También la resistencia de esos gobiernos puede convertirse en un detenimiento de la tendencia favorable de los sucesos, hacia la mundialización, aun queriendo imprimirle un signo opuesto al capitalismo imperante.

Algunos regímenes, pueden intentar restablecer funcionamientos “ideales” de la forma de organización, esto puede significar ponerle un freno a la dinámica de los acontecimientos al peraltar algún momento pasado como modelo. Sin embargo, aunque el ayer pueda dar pautas no se puede volver a él, aunque si avanzar con reconciliación...

Se puede además, buscar construir estados modernos que se ocupen de mejorar las condiciones de sus pueblos, no sólo con palabras sino con nuevos mecanismos de participación hacia la democracia directa y con una dirección fuerte hacia la regionalización o acuerdos regionales, como paso previo o en simultaneo a los vínculos con la mundialización, sin perder por esto su identidad nacional.

Esta dirección tendrá como valor máximo el ser humano o ciudadano o habitante de cada país y región y no al comercio o al mercado u a otros aspectos secundarios...

De no hacer esto, es decir de no transformarse con un signo humanista hacia la mundialización, qué opciones quedan... Ser filiales de las companys jugando a un "como si" de democracia, o bien, frenar en un país aisladamente los acontecimientos, que de todas formas, más tarde o más temprano lo arrastraran hacia el torbellino de los nuevos tiempos...

El capital ya está en eso y le está imprimiendo su signo antihumanista a este nuevo momento de la historia del mundo…

Hoy más que nunca resuena la propuesta y dirección planteada por Silo sobre la construcción de una “Nación Humana Universal”.

En qué dirección estarán yendo hoy los Estados y sus pueblos?

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