Luego de deambular en compañía de un amigo, nos refugiamos del intenso calor entrando a un bar a conversar junto a un café, después de un largo tiempo, necesito ir al baño antes de emprender el regreso. Consulto al camarero y me indica una puerta al fondo sobre la izquierda del local, cuando avanzo dudo sobre cuál dirección me indicó: me dijo a la derecha o a la siniestra...?
Allí me dirijo, por no repreguntar voy a la izquierda, salgo a un pasillo de aspecto abandonado, cosa que me resultó extraña pues no era coherente con el minimalismo impecable de la cafetería…
Tras lo cual, me encuentro en una especie de calle sin salida, aunque sobre un lado se ven personas y tránsito vehicular, eso me tranquiliza, miro hacia el otro lado y veo un par de personas paradas, al parecer conversando, hacia allí me dirijo comprendiendo que sería la puerta del baño.
Llego hasta ellos y la inquietud de ir al mingitorio se trasforma en sorpresa. Pues parados frente a mí, había un hombre simple vestido normalmente y otro alto, muy pálido vestido con levita negra, a pesar de la demoledora temperatura, los pelos arremolinados y una pequeña varilla o junco en su mano, tenía todo el aspecto de un personaje tísico salido del romanticismo europeo del siglo XIX…
Un tanto recompuesto luego del primer impacto, pregunto si esa puerta era del baño, me señalan el letrero que había en el dintel: Entre pero por su propia voluntad…
-Les digo que está bien, pero es el baño?
No lo es, afirman, te equivocaste de puerta…
Ya como atrapado por una fuerte curiosidad y olvidado de mi necesidad, les pregunto de que se trata esto.
Dice el hombrecito: nosotros vivimos aquí ocultos…
-Ocultos de quién?
De la gente en general, somos las partes negadas o abandonadas de las personas y en cada época nos reviven haciendo pequeños cambios y modificaciones aunque con argumentos parecidos…
-Mire no alcanzo a entender de qué habla, además esta zona de la ciudad no es la ideal para ocultarse!
Muy por el contrario, responde, la gente de aquí, en general evita mirar lo que no le gusta, simplemente pasean la vista sobre lo que está mal, sin enfocar ni detenerse, por lo tanto estamos seguros.
Estamos hablando de que somos las partes oscuras, negadas, monstruosas y también lo opuesto a sus sueños heroicos. Somos la contradicción profunda de las personas y somos su propia creación; los que estamos “abajo”, ignorados. Representamos el trato recibido a las dualidades, bien-mal, racional-animal, juventud–vejez, vida–muerte, cobardía–heroísmo, etc.
-Voy entendiendo, les digo, aunque necesitaba más... Miro al personaje pálido que es más expresivo, confiado y locuaz, mientras el otro que parece tímido, me observa.
-Continúa ahora hablando el "romántico":
Hay muchos otros como nosotros y nos agrupamos; cada generación nos vuelve a dar vida no sin hacer algunos cambios claro, aunque manteniendo la misma esencia…
Hacía mucho que no teníamos una época tan propicia como ésta!
-Por qué propicia, pregunto?
Porque todo se está moviendo rápidamente, cambiando, se derrumban las “construcciones” que se hicieron para alejarnos de la “superficie”, las imágenes y ensueños que ponía la gente en el futuro para escapar de nosotros han perdido posibilidad y fe, el futuro se hace corto, entonces la distancia que nos separa de la superficie también se acorta. Rondamos por ahí y aparecemos a partir de alguien que te guiña un ojo en la calle o que te susurra en el oído o nos presentamos como una sombra, o nos expresamos a través de alguien que da una indicación falsa...
Es una época fantástica para nosotros sólo parecida a la caída de una civilización. Cada generación nos da vida. Además, siempre encontramos a alguien que hable o escriba sobre nosotros...
Sin la intención de ser quien los hace emerger, les digo que no soy escritor, solo hago garabatos sobre algunos temas que pocos leen. Él dice que nuestro encuentro fue casual y que alguna mención haré sobre ellos y que así trabajan, apareciendo un poco aquí, un poco allí.
Luego agrega:
Por qué crees que esas obras literarias que hablan de nosotros han sido famosas y se recuerda a sus autores por ellas… Porque es una manera de hacernos salir pero siempre atrapados en las páginas de un libro o en una pantalla. Eso les permitió seguir durmiendo con cierta tranquilidad, atrapándonos en la ficción.
Aquí están las pinturas que retratan y que reciben todas las malas acciones y el paso del tiempo de aquellos de la “eterna juventud”, recuerdas a Dorian es uno de los más conocidos.
También otros que no son inmortales, pero viven muertos por dejar de amar, entregándose al odio y se alimentan de la sangre de los vivos, te suena…
Hay un Mister famoso y muchas replicas diferentes de la furia animal sin control, de un conocido Doctor.
El hombre insecto, aquel que sacrificó su vida contradictoriamente para otros y perdió su identidad en una súbita metamorfosis.
También el temor a los peligros de "jugar a dios" reflejados en seres que se fueron del control de sus creadores y ya con una nueva identidad asolan al mundo, es muy nombrado un tal Franki…
El abandono de los necesitados y la insensibilidad ante la pobreza, que lleva a estos “castigados” por la sociedad al lugar de zombis de la noche.
Qué decir de los urgidos que no quieren hacer un esfuerzo sostenido y le venden el alma a alguien muy nombrado, quien les da poderes y les quita otras cosas, son los “apurados holgazanes fáusticos”!
Finalmente el hombre “pequeño”, timorato y temeroso -mientras hace un gesto mirando a su compañero- que necesita encontrar escapes para estar solo y así ensoñar que es un superhéroe que imaginariamente modifica, lo que en su vida real no puede cambiar…
Todo esto puede ser diferente, nosotros de algún modo lo queremos, pero es necesario llegar hasta aquí y hacer “algo”… Mientras tanto si siguen dividiendo las cosas así contradictoriamente y mirando para otro lado, nos darán vida y seguiremos ocultos y al asecho para surgir inesperadamente…
Ya con cierto temor de que aparezca mi “representante” y dado que ésta no era la ocasión ni el momento de enfrentarme a él, decido dar por concluida la conversación y alejarme del lugar, me despido y me alejo sin mirar atrás, llegando hasta la puerta que me hace volver a la normalidad de mi vida.
Mi amigo espera ya, en la vereda del lugar fumando un cigarrillo, salgo le tomo el hombro y sin decir nada le digo, vamos, mientras los ruidos de la ciudad me producen una agradable sensación…
Por último, debo decir que recuerdo el lugar y que si alguien está interesado en conocer más sobre el asunto, puedo indicarle cómo llegar hasta allí…
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