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Exhorto a los poderosos (1)

martes, 4 de junio de 2013

Desde una parcial mirada sobre la realidad (2)

Vivimos en un mundo humano, esto quiere decir entre muchas otras cosas que en él se expresan distintos momentos de acumulación de experiencia humana, aquello que conocemos como “generaciones”.

Éstas van ocupando en el escenario social distintas ubicaciones, haciendo una extrema simplificación, podemos definir como: crecimiento y formación, acción en los distintos campos y el paulatino retiro de las actividades.
Sin embargo, en esta definición no entran los aspectos subjetivos que aun dentro de las generaciones se pueden compartir, más allá de las características del individuo. Es decir hay modos de ver las cosas, de tratarlas o hacerlas y por supuesto de sentirlas, que van teniendo diferencias más o menos profundas entre generación y generación.

Todo este proceso está inmerso en una dinámica histórica donde la producción del ser humano en todos los campos, ciencia, tecnología, arte, religión, política, etc. va cambiando y en los últimos años aceleradamente. Constituyendo todas estas producciones para las nuevas generaciones un “suelo nutricio”, que contiene elementos nuevos respecto de los que tuvieron las generaciones ya formadas a ese momento.

Esto hoy es reconocido por infinidad de personas, por ejemplo en el simple hecho de advertir la velocidad con que los niños captan el funcionamiento de las computadoras. Es un hecho indudable y que se ve a diario.

Esa velocidad que se les atribuye es comparada con la propia experiencia del que lo advierte, es decir la de alguien adulto ya formado, que claramente en su infancia no contaba con los instrumentos que desde hace unos años se han masificado.

Por lo tanto esa “velocidad” atribuida es relativa a la comparación entre generaciones.

Es una pequeña muestra que ejemplifica estas “distancias” que pueden existir entre las distintas edades y las “miradas” en cada caso. Estas miradas se asientan en aquel “suelo” formativo que se menciono antes. Por lo tanto en su acelerado devenir la cultura humana, provee distintos “alimentos” en cantidad y calidad a las nuevas generaciones respectos de las precedentes.

Esto no dice mucho, en tanto no se advierta que necesariamente esa “realidad de las generaciones” nos lleva a visiones distintas del mundo no sólo individuales sino entre generaciones.

A veces los adultos tratamos de imponer nuestra mirada y difícilmente eso se produzca, dado que no compartimos los mismos elementos que los jóvenes, es decir planteamos “un mundo” de algún modo recordado (desde el propio paisaje) y a la vez aspirado como ideal que choca necesariamente con el que hoy vemos y sobre todo con el mundo que ellos ven y quieren. Esto es así tanto en valores y creencias tal vez más lentamente y en “usos” cotidianos se ve más rápidamente.

Se podrá decir, “bueno esto siempre fue así”. U otras frases del tipo: “no podemos hacer lo que ellos quieren”, quien dice esto seguro que no lo hará asique no se debe preocupar. Con esa postura “pendular” de un paisaje de blanco y negro, en realidad está anunciando su falta de flexibilidad y matices para la reflexión.

Además no se plantea aquí negar lo que uno como adulto cree y “dejarse llevar” por lo que los jóvenes creen, sino algo flexible y mucho más simple…

Seguramente si se puede introducir una disposición a escucharlos se logre un equilibrio entre el aporte posible de las distintas generaciones.

El actual estado del mundo nos está mostrando, desde esta perspectiva, que algo no anda bien y quizás se pueda, al menos para empezar, introducir algún pequeño corrimiento.

Si la vida es un proceso paulatino, plantearse una pequeña variación en un día cualquiera, con el paso del tiempo se puede convertir en un gran cambio. Soy partidario de esto y no de la búsqueda de cambios radicales que se espera sucedan en un día y que tal vez nunca llega…

Pasemos una rápida mirada al mundo en general para enfocar mejor de qué se trata este pedido de reflexión a los “poderosos”. Me refiero a los que tienen influencia sobre muchas personas, ascendencias de distinto tipo.

Veamos esto: les parece que es un mundo normal, donde cantidades de seres humanos comen de la basura o no comen y otros revuelven los desperdicios para encontrar algo “útil” y tantos más viven en la calle?

Les parece que es normal que los gobiernos pongan en marcha guerras? Qué muchas veces mientan desde los poderes para justificar lo injustificable?

Les parece normal que haya seres humanos abandonados a la droga o al alcohol para distraerse de, todo lo que no es o ya no esperan que sea en sus vidas. Y que otros tantos en sus casas necesiten psicofármacos para enfrentar la vida cotidiana?

Les parece normal que caminar a la noche implique estar atentos a posibles hostilidades?

Acaso tienen una idea de en qué se está convirtiendo el mundo donde vivimos, donde se forman nuestros hijos y nuestros adolescentes.

A quiénes hacen responsables de esto?

No creerán seriamente que el actual estado sea producto de un puñado de jóvenes. O qué es sólo la situación que Uds. heredaron de los poderosos que les precedieron.

Se han tratado de poner al menos un instante en el “pellejo” de estos niños y adolescentes. O es que sólo les preocupa que los jóvenes sigan vuestros designios para sentirse tranquilos.

Cómo ven y sienten el mundo nuestros jóvenes?

Vale la pena preguntarse esto!

No esperen que los jóvenes vean el mundo como los adultos, pues si éste es el caso se estará indicando rotundamente, que no se ponen en su “piel”.

Dejen de culparse unos a otros, ese mundo de “tengo razón” ya no existe. Hoy hay un sólo mundo poli-cultural, diverso. Es como una compleja estructura, básicamente de seres humanos y de intenciones, si se afecta en una parte repercute en todo el resto y esto no se detiene mientras Uds. se van a dormir…

Pónganse a la altura del momento y ocúpense de lo que a cada uno le toca, construyan. Sin pensar en destruir a otros, sin mentiras y con humildad.

Admitan que sus propias realizaciones o ideales pueden no ser compartidos por los jóvenes y que estos pueden tener otros o formularlos de otro modo. Escuchen, atiendan, flexibilicen.

Los jóvenes peticionando en marchas, manifestándose, también aquellos chicos que están “fuera de la ley” deben de hacernos reflexionar. Cómo sienten nuestro mundo, qué salida se les está dando y cuáles modelos de vida…

Cuando alguien “vive” en una visión del mundo que no es compartida por otros, dependerá de los medios con que cuente para intentar imponerla y “acallar” la evolución de los acontecimientos. Pues señores eso no será posible, no se distraigan en esa labor, asuman el mundo como está e imaginen lo mejor para el futuro, que no será ir para atrás, será imaginar algo nuevo, no realizado, diferente.

Para qué estamos sino? Para qué somos la acumulación de tanta historia humana, para repetir como autómatas las mismas cosas, pero ahora con la particularidad especial que “yo” le otorgo?

Tendrán qué escuchar a estos jóvenes, eso no es sólo pedirles opinión, sino sobre todo ponerse en el lugar de ellos por un instante y “descubrir” que se siente desde ahí en estos momentos.

Será necesario, construir algo nuevo, sin precedentes, desafiando la “gris cordura” que ya no nos puede contener y que en su desborde lleva al pánico y a la violencia en todas sus formas.

Hay que escuchar a los jóvenes! Ellos nos están dando señales de lo que no va más y en qué cosa se ha ido convirtiendo el mundo. También por lo que critican y reclaman, a veces con inmediatez en las reivindicaciones, están mostrando lo que hay que encarar desde ya.

Bastaría para comenzar sólo la disposición a escucharlos, tal actitud si es sincera (dentro de sí mismos) implicaría una transformación en su mirada y ésta novedad puede ser el comienzo de un aporte al cambio del “paisaje humano” (3) que hoy se ve. Este milímetro de desplazamiento encarado hoy, en un tiempo más, tal vez, pueda dar lugar a un mundo mejor.

Si les interesa una salida, escuchen, flexibilícensé por dentro, privilegien la verdad, la belleza y el bien de TODOS!

(1)Inducir a alguien con palabras, razones y ruegos a que haga o deje de hacer alguna cosa.

(2) Se presentan sólo algunos aspectos de la realidad, que son útiles para apoyar el reclamo, aunque se reconoce lo limitado del tratamiento del tema.

(3) No sería ocioso estudiar a Silo, en distintos pasajes de su obra se desarrollan magistralmente los conceptos de “miradas” y “paisajes”. www.silo.net

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