Me sorprendió la pompa medieval del recinto en el que se desarrolla el acto, además de las medallas que algunos de los científicos llevaban en sus pechos. Todo de un paisaje antiguo y que he visto en ámbitos de la iglesia. Esto último fue sostenido y recordado más o menos confesionalmente por algunos de los Doctores o Profesores (así se llamaban entre ellos) a la hora de las preguntas.
Sin embargo de todos los intervinientes, el protagonista me pareció el más desprejuiciado, claro y ameno.
Me quedo la impresión que en todo el campo de la neurociencia, están ante un gran rompecabezas, donde han logrado ubicar algunas piezas y que otras tantas no las pueden ubicar o directamente aún no las encuentran.
Desde mi punto de vista fue interesante, diría muy interesante. No tanto por los aspectos del tema de la conferencia “la ilusión del yo”, pues humildemente creo que Silo ha desarrollado esto con precisión. Sino por “asomarme” a un mundo que no conocía.
Este “mundo” me dejo la impresión de la existencia de un fárrago biológico y microscópico donde se asientan materialmente infinidad de operaciones de la conciencia humana. Esto me llevo a advertir, desde un nuevo enfoque, la complejidad y el salto que implicó “la conciencia” en el desarrollo de la vida.
Por otra parte me anima a quitarle un poco más de “protagonismo” al yo. En este sentido me resultó una ayuda más en el trabajo que nos interesa.
Por último lo más revelador de haber visto la conferencia completa, fue una especie de pregunta que me quedo flotando, que me lleve al sueño y que aun ahora mientras escribo esto, me anda rondando como una agradable y cálida incógnita.
¿Qué más somos? ¿Qué es lo que se manifiesta a través de la conciencia, el yo y el cuerpo?
Preguntas que claramente, no se orientan hacia el “ruido” de las respuestas mecánicas, por el contrario me llevan hacia el Silencio…
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