Sin embargo, estas diferencias no disminuyen el poder de los argumentos ni su influencia en la experiencia cotidiana. Hay sueños que abarcan situaciones complejas, otros que revelan soluciones, e imágenes oníricas que ayudan a liberar tensiones, entre otros aspectos. Esto más allá que, una vez despiertos, podamos reír al relatarle el sueño a alguien y advertir ciertos “absurdos” para lo racional.
Hoy en día, parece que estamos atravesando un período en el que lo onírico tiene más peso y fuerza que lo racional, como si a nivel social estuviéramos inmersos en un "sueño" colectivo.
Antes, se aspiraba a ser reconocidos como "estadistas"; hoy, alguien se autodefine como "el León", rey de la selva, un lugar sin reglas, donde la supervivencia depende de la ferocidad individual.
Los militantes son definidos como "orcos" o "trolls", y los políticos profesionales son tildados de "ratas inmundas" que se reúnen en un "honorable" recinto calificado como "nido de ratas”. A gobiernos anteriores se los califica como "la oscura noche” del populismo.
Se apela públicamente a las "fuerzas del cielo", se utilizan metáforas bíblicas y hay quienes afirman que ciertos perros, desde el "más allá", ofrecen sugerencias y pautas a través de médiums.
En algunas situaciones, aparecen referentes disfrazados de personajes de fantasía.
Si alguien afirmara que estamos viviendo en un "cómic", no sería una exageración. La pregunta es si oponerse a estos argumentos desde la racionalidad es adecuado o si es necesario responder con imágenes propias de este nivel en el que se están desarrollando las cosas…
Hay que recordar que: una imagen vale más que 1000 palabras.
No tiene el mismo impacto decir “corrupto” que “rata” las sensaciones que se disparan son diferentes, el concepto requiere de alguna explicación, pero, la caracterización sugiriendo la conducta del animal, se explica por sí misma. Hay épocas donde el concepto “corrupto” era grave y suficiente, luego al vaciarse de contenido, aparecieron imágenes con otra intensidad. Imágenes que, por otra parte, ya estaban en la gente, las decían antes que apareciera alguien a repetirlas masivamente.
II
Todos sabemos lo que significa la frase: “La tecnología ha avanzado aceleradamente en los últimos años”. Lo sabemos, no porque entendamos de técnica, sino por ser usuarios de diversos instrumentos tecnológicos. Esta tendencia se retroalimenta día a día, llevando además a las distintas generaciones a utilizarlos; hoy en día, prácticamente alguien sin un celular es considerado un “polizón”, un “indocumentado”, o simplemente “phoneless” en la vida moderna.
En los últimos años, internet nos ha brindado la posibilidad de conectarnos en tiempo real con “todo el mundo”, creando así una fantástica ilusión de globalidad e individualidad. Las comunicaciones entre personas han aumentado en frecuencia y posibilidades, haciendo que las distancias se desvanezcan. Gracias a algoritmos, este “mundo” se ha convertido en una especie de “fideo” por el que nos asomamos a lo global. Nuestros intereses son detectados y el algoritmo nos provee hasta el cansancio de objetos de consumo en esa línea. Mientras tanto, estamos rodeados de otros que, al no compartir intereses similares, tienen su propio “fideo”. Cuando intentamos salirnos del algoritmo, ya sea por azar o intencionadamente, nos encontramos con “novedades” que sorprenden y que, lejos de ser “nuevo” para el mundo, ya llevan un tiempo desarrollándose.
En otros momentos, no muy lejanos en la cronología, aunque sí en las sensaciones, casi todos los habitantes se enteraban de una nueva película, un candidato, un recital, etc., más allá de los intereses de cada cual. Las ciudades estaban empapeladas con anuncios y la televisión y la radio eran las principales fuentes de información.
Hoy en día, hay una infinidad de “fideos” por los que viajan diferentes propuestas, atendiendo a millones de intereses, y cada uno se mueve tras el suyo, produciéndose sorpresas y una ignorancia total de otros “mundos” que están siendo. A menudo, cuando aparecen señales de esos mundos en la calle, el ciudadano promedio no logra entender muy bien de qué se trata; esas señales tienen poca información y están codificadas para quienes comparten esa línea de intereses.
Este nuevo modo de comunicación está en marcha y está permitiendo cosas impensadas. No parece actualizado buscar transmitir algo que no tenga en cuenta esta realidad. Efectivamente, el mundo está abierto para todos, pero a través de millones de “fideos” que rara vez se comunican entre sí. Estamos hablando de que hoy nos llegan estímulos desde cualquier punto del mundo y a cada instante, mientras se desarrollan las actividades comunes o tradicionales. Estamos juntos, pero nuestros celulares nos ponen en diferentes “lugares”.
Nunca antes se había tenido tanta tecnología, pero tampoco tanta falta de sensibilidad. Tal vez, al estar todo intermediado por pantallas, el impacto del dolor y sufrimiento de otros es amortiguado por “la distancia” plana desde la que se mira el mundo.
III
La inteligencia artificial (IA) ha irrumpido recientemente en el ámbito público y está siendo rápidamente adoptada por diversos sectores. Este avance representa un aumento significativo en la velocidad que se venía experimentando. El impacto de esta velocidad y capacidad se extenderá a numerosos campos. Por ejemplo, el tiempo que una IA tarda en asimilar todos los conocimientos que un médico adquiere en 5 o 6 años de estudio podría ser cuestión de horas o, como máximo, días. Asimismo, el tiempo necesario para asimilar todas las reglas visuales, estéticas y artísticas para diseñar cualquier tipo de escena sería probablemente breve...
Podemos identificar una multitud de actividades que podrían ser sustituidas, al menos en parte, por la inteligencia artificial. Esto resultará en una considerable reducción de puestos de trabajo para personas dedicadas a diversas tareas.
Desde hace algún tiempo, parece ser muy difícil imaginar el futuro, ya que gran parte de los supuestos sobre los que se construía esa visión del futuro han perdido relevancia. Se ha dejado de creer en muchas posibilidades, lo cual, por otro lado, puede ser saludable, ya que refleja una cierta madurez en el proceso histórico.
Esta "falta de futuro" y la obsesión por la inmediatez son una forma de entretenimiento encontrada para evitar enfrentar lo que muchos saben o intuyen. Es similar a cuando alguien posterga una decisión definitiva distrayéndose con temas actuales, exagerándolos como urgentes.
Este futuro, que ya está presente en múltiples evidencias, se describe a grandes rasgos de la siguiente manera: la tecnología, la IA, los recursos materiales y otros factores que podrían llevar a un mayor bienestar de la humanidad están en manos de grupos humanos que no tienen interés en el bienestar común. Son grupos de "poder" que de alguna manera consideran que las mayorías son prescindibles. A menos que haya una irrupción que cambie esta tendencia, el futuro distópico es una realidad, como ya lo demuestra el presente.
En cuanto a la "irrupción" de lo que podríamos llamar "nuevo humanismo", esta representa una alternativa para modificar la tendencia. Es decir, algo que infunda un renovado espíritu universalista y que coloque al ser humano en el centro de todos los avances actuales y futuros.
La convergencia de los millones de personas con sensibilidad hacia esta irrupción es la aspiración explícita o tácita de muchos. Esta es, sin duda, la mayor urgencia en la actualidad, y es una elección que se hace una sola vez, ya que diseña el futuro al que nos dirigimos y también dificultará la materialización de un futuro antihumano.
Sin convergencia, somos millones de individuos aislados; con convergencia, nos convertimos en una fuerza mundial. Quizás sea el momento de dejar atrás discusiones de épocas pasadas, tal como los antihumanistas celebran sus "acuerdos". Por nuestra parte, si esa convergencia es el punto al que nos dirigimos, ya no importará quién o quiénes la iniciaron, ya que ese "protagonismo" será una de las cosas que dejaremos atrás en aras del bienestar de todos.
Si esa dirección es explícita y se manifiesta en los hechos, hay que apoyar todo lo que tenga esa impronta, así iniciaremos y fortaleceremos la convergencia.
Parece que es momento de priorizar lo más importante de estos tiempos: converger hacia la "nación humana universal"...
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