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¿Seré Terraplanista?

sábado, 17 de junio de 2023

En el título se hace referencia a la creencia que sostiene que el Planeta Tierra es plano y no esférico. Esta postura se mantiene a pesar de las comprobaciones científicas y las observaciones desde el espacio. No profundizaremos en este tema, pero sí en esa postura que niega las evidencias, postura con la cual me identifico, aunque aplicada a otros aspectos.

Particularmente me refiero a la creencia sobre la vida en general y la muerte. Existen múltiples evidencias científicas, así como pruebas empíricas o experiencias personales, que demuestran que la vida llega a su fin en algún momento. Todos, excepto quizás una generación muy joven, hemos estado cerca de alguien que ha fallecido. Por lo tanto, la muerte no es una creencia o un complot, más allá de cómo cada individuo la perciba, sino un hecho.

Es cierto que cada vez se prolonga más la vida y se hacen avances significativos en este ámbito, pero "el final" aún se encuentra en el horizonte. A pesar de todas las evidencias, persiste la sensación de que estamos poseídos por nuestro estado de "estar vivos". Existe una ilusión de continuidad que no se corresponde con lo que objetivamente ocurre, como si de alguna manera sintiéramos que toda la historia humana fue creada solo para nosotros, los contemporáneos, y que ahora es eterna.

Por supuesto, en general existen palabras, creencias y experiencias que sugieren la existencia de algo más allá, aunque no necesariamente todo esto desplace ese sentimiento primitivo de ser "terraplanista".

Obviamente, no hay muchas posibilidades de evitar "la fine", aunque se puede intentar prolongar la vida de diversas maneras, ya sean científicas u otras. Esto es algo válido, por supuesto. Sin embargo, parece que el campo de acción más certero y evidente, considerando el ineludible hecho final, es cómo nos posicionamos ante la vida.

En este sentido, aspiro a comenzar a vivir la vida como cuando uno visita un lugar querido. En ese momento surge una disposición contemplativa, a disfrutar cada paso, a observar la belleza del lugar y a llenarse con ella sin desear poseerla. Con una notable disposición a colaborar y compartir. Hasta que llega el momento de regresar y, sin mirar atrás, nos vamos agradecidos y llevando con nosotros una experiencia excepcional.

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