Pero, desde cierto enfoque, se puede delinear una suerte de “columna vertebral” a lo largo de todo este tiempo de la civilización humana. Así, desde esta perspectiva, podemos ver otros actos fundacionales como son: la manipulación de la roca, la madera y el hueso. El fuego: su conservación, traslado, producción y primeros hornos. La arcilla cocida y el desarrollo de la cerámica y porcelana. Los metales desde el menor grado de fusión hasta el hierro y el acero. El vidrio y el desarrollo de todas sus variantes.
Hay que resaltar que estos manejos fueron objetivos, es decir en diferentes lugares y tiempos se avanzó en su utilización sin mediar necesariamente contacto entre ellos. Además, con un orden relacionado con el control de las temperaturas. Si bien, subjetivamente, cada pueblo aplicó su mirada, función y estética a estos procesos, estos se basaron en procedimientos y materiales equivalentes. Por esto se puede hablar de un “proceso humano” o una “cultura humana”, más allá del alcance o perfección a la que se llegó en cada región.
Así, entrar en contacto con estos materiales y procedimientos que acompañaron y fueron soporte del proceso humano, es acercarse a algo esencial, patrimonio de Todos. Alguien podría preguntar cómo este acercamiento a cuestiones “primitivas” puede dar nuevos elementos. Bien, como se afirmó son elementos fundamentales que construyeron civilizaciones (junto a otros aspectos por supuesto) y además serán abordadas desde una “altura histórica de la conciencia humana” como nunca antes existió.
Así como los metales o el vidrio tuvieron que esperar su tiempo, puede ser que “algo” esté esperando en este nuevo momento, algo muy grande y que está faltando en el desarrollo de las “temperaturas” y que tal vez sea alumbrado por la conciencia humana…
Las comprensiones que de esto se deriven podrán constituir parte de los fundamentos de una nueva cultura que ya nos fue anticipada como: “la nación humana universal”.
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