TwitterFacebookGoogle PlusEmail

Paradoja de un aprendiz de místico

lunes, 21 de junio de 2021

 

Los místicos tienen conexión con el mundo espiritual, esto lo transmiten de distintas maneras al mundo de los conflictos cotidianos e históricos. Están también los que alejan su mirada de los problemas del mundo y solo se entregan a su religiosidad.

Por mi parte, admiro a los que mantienen su conexión con el mundo “luminoso” y que, además, no escatiman esfuerzos para mejorar las condiciones de vida de la gente.

Debo reconocer que me cuesta proyectar en el mundo una mirada bondadosa sobre aquellos que ejercen algún tipo de violencia sobre otros. Oscilo entre el desinterés o el compromiso visceral con la denuncia de aquellas cosas. Ahí comprendo que la situación que critico me involucra de alguna manera y aunque esté absolutamente justificado -como argumento de oposición- este permite “exorcizar” tensiones y conflictos propios de índole biográfico (frustraciones, resentimientos, etc.).

Esto puede llevar a una intermitencia del énfasis de la acción que sigue el ciclo propio de las tensiones y un consecuente “desgaste” que lleva a la frustración.
Esta falta de continuidad, no se ve en los modelos de místicos y luchadores por el bien común, que han sostenido sus luchas y sus mensajes bondadosos para todos.

Cómo se resolverá la paradoja entre una visión que beneficie a todos y el impulso de criticar aquello que está mal, sin comprometer las propias entrañas en eso. Porque es cierto que hay cosas que están mal y que es necesario cambiarlas. Pero también es cierto que se necesita un mensaje bueno para todos...

A veces se encuentran imágenes que permiten resolver esta contradicción, pero no siempre el corazón las acompaña con su latir...

Ese corazón puede estar enmarañado en sombras que hay que despejar y reconciliar y, si esto es verdadero, este aprendiz debe poner manos a la obra pues el mundo necesita de críticos y críticas con bondad, de luchadores y luchadoras con futuro.

En definitiva, de empujar los cambios no ya con la pequeña fuerza individual sino con la Fuerza de la Historia y del futuro de todos. Con una afectividad inclusiva y sin dejar de marcar lo que está mal.
Porque, al final, lo mejor que puede suceder, no es que se extingan los “malos” sino que estos cambien...

No hay comentarios:

Publicar un comentario