Estas dos observaciones fueron hechas por el creador de la misma. Luego de su partida se sucedieron eventos en el mundo, muchos de los cuales ya habían sido pronosticados, algunos de ellos cobraron una escala sorprendente, otros parecían manifestaciones novedosas, aunque profundizando en la bibliografía se pueden encontrar siempre enfoques para abordarlos.
Las formas son una manifestación sintética del contenido, es una muestra de algo que luego se encontrará. La estética es esta síntesis. Al ver algo, su forma, es lo primero que nos impacta produciendo una sensación o intuición del objeto, luego vendrán las consideraciones...
Oponerse a la estética de una propuesta no significa oponerse al conflicto que se quiere evidenciar con un determinado objeto (artístico, cultural, técnico, etc.).
Para dar una respuesta amplia sobre algún tema, es fundamental el estudio e intercambio y no cerrarlo exclusivamente a los afectados por una situación.
En este sentido se puede angular una propuesta a partir del “aislamiento” de aquellos que piensan igual. La diversidad es una buena manera de comenzar y si no se puede ampliar, intercambiar con otros antes de hacer una proposición. Por ejemplo, en general si al problema Israel-Palestina lo encaran sólo pro israelíes o sólo los que están en contra de ellos, difícilmente se encuentre una postura equilibrada de humanismo...Aunque las dos intenten reivindicarse como tales.
Sin duda no se aspira a la homogeneidad de posturas, por el contrario, importa la diversidad, pero, ésta tiene que ser convergente o a compartir un cierto “espíritu” en el que nos reconozcamos más allá del campo donde se haga o las formas en que se presente.
También hay que recordar que hay ámbitos y estados de los conflictos que requieren de respuestas del sistema: jurídicas, científicas, profesionales, legales, etc. Lo nuestro no es medicina, no es ley, no es organización del trabajo, etc. Aunque claro, aspiramos a irradiar nuestra visión humanista a todas las actividades.
Tampoco se dejan de tener posturas personales, gustos, afinidades y elecciones que se manifiestan cotidianamente, pero quedan en ese ámbito y nadie pretende desde ahí dar posicionamientos generales.
Un buen ejemplo para abordar temas, es cómo se encaró el asunto ecológico en nuestra historia. Se tomó el conflicto y se lo resignificó desde la doctrina y luego se lanzó nuestra mirada al mundo, transformándonos también a nosotros. Ese es el punto: con el estudio y amplio intercambio también nosotros nos hicimos ecologistas-humanistas.
La transformación del propio operador al encarar, desde la Doctrina, temas personales, temas nuevos o sobre los que no hay desarrollos, nos va transformando.
Otras referencias que se pueden encontrar en nuestra historia, así como se mencionó el tema de la ecología. Los 60 y 70 fueron época de concomitancias. La manifestación juvenil se expresó fuerte por la vía armada, con la movilización política, con el hipismo y otras variantes. Nuestra orientación tenía las cosas claras y na había confusión.
Se dieron señales a todo ese pronunciamiento juvenil-social. Es más, seguramente se sumaba gente con esos estilos, pero no nos convertimos en eso. Ya en la Arenga (4 de mayo 1969) se dieron posturas inequívocas sobre la violencia, la droga, las falsas puertas...
Con el tiempo a esos procesos los “digirió” el sistema y se diluyeron como movimientos y nosotros seguimos...
Trasladando a la actualidad, las legítimas manifestaciones generacionales y sociales, tienen futuro desde el humanismo... Cuando el sistema las asimile serán demodé... Aunque claro podrán quedar leyes, usos, modificar costumbres y “conciencia” sobre el tema...
Otro asunto que se manifiesta fuertemente en este último tiempo, son las posturas ante la pandemia. Un fenómeno fuerte y global que nos llegó y nos afecta de una manera imprevista. Nada muy específico se dijo sobre esto, existen menciones hechas sobre la historia; ejemplos que podrían ser equivalentes de crisis civilizatorias; referencias a la potencialidad humana creando vacunas que salvan a millones, advirtiendo que, aunque manipulen algunos avances científicos, tienen una buena dirección y muchas referencias más. A la par, también hay menciones que refieren a la voracidad del sistema violento; a la concentración de recursos; al consumo de psicofármacos y los laboratorios, etc.
Pero, no hay una referencia explícita que responda exactamente a la situación actual. Esta suerte de “vacío” de posiciones se tiende a llenar con diferentes actitudes que no siempre surgen de un estudio, un análisis e intercambio amplio, actividades que pueden verse como “lentas”, ante las urgencias y aceleración actual de los acontecimientos. Así el apremio de una situación puede llevar a posturas contradictorias entre sí y no tan solo en matices sino, a veces, diferencias diametrales.
Si consideramos que tantos años de estudios, trabajos y comunicación nos fue preparando como conjunto para estos momentos, parece atinado recordar la vitalidad de la Doctrina y la necesidad de enfocar desde ella las cosas que comienzan a suceder o para aquellas situaciones de las que no hay precedentes.
También se nos dijo que los cambios que se avecinaban no tenían antecedentes históricos en cuanto a escala y a complejidad y que no iban a servir los modelos del pasado para abordarlos. En este sentido, se pueden ver a movimientos sociales y políticos repitiendo esquemas que no funcionan, enarbolando banderas que ya no flamean, dando respuestas coyunturales contradictorias, respuestas violentas que aumentan la violencia, etc. ¿Por qué será que parece instalarse el fanatismo para defender ideas o intereses? ¿Habrá inseguridad, habrá temores compensados?
Aunque se intuye que la aceleración de los acontecimientos y su gravedad, su expansión territorial y la pobreza de referencias evolutivas, afecta fuertemente a cada individuo y las tensiones que todo esto genera, tienden mecánicamente a ser el “centro principal” de la actividad vital.
¡Así la ausencia de un nuevo Mito que canalice y transforme todas estas tensiones se hace patente!
La manifestación más sintética de nuestra Doctrina que se expresa en nuestro saludo, puede ser una punta del carretel del que asirse para profundizar...
¡Paz, fuerza y Alegría!






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