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Comentarios al libro “El loro Mandarina” de Jano Arrechea

domingo, 25 de noviembre de 2018

En esta invitación, no podré referirme al libro de Jano, como lo haría otro escritor, no me será cómodo hablar desde esa perspectiva. La posición en la que me ubico sin vueltas es, la de un lector, cosa nada despreciable en estos tiempos, por supuesto.

El autor nos sorprende hoy con un segundo libro, esto de relatar comenzó en algún momento y aparentemente no parece detenerse, ya al cerrar una edición continúan apareciendo nuevos relatos que circulan sueltos. Cosa que nos anticipa la aparición de nuevos ejemplares en el futuro.

En esta actualidad donde parece un gran esfuerzo abordar largas lecturas, encuentro en este libro un “guiño” del autor a sus lectores. Relatos breves y sin una secuencia prolongada que deba seguirse, ya anuncian una obra amable y fácil de acompañar.

En cuanto al nombre, que puede ser asociado a literatura infantil, hay ironía, gracia y es un gesto de afectuosidad por parte de quien escribe. Aunque si alguien ve en el titulo solamente la ligazón a los primeros años de vida, creo que la transparencia del afecto infantil, la actitud lúdica; que ese periodo nos enseña, es algo para destacar y no viene mal su recuerdo!

Por lo tanto se mire el título del libro de una u otra manera ambas son convergentes.

Me he encontrado con relatos exquisitos que llevan al lector a “descubrir” -correr el velo- que en general se tiene en la vida cotidiana, para vislumbrar, en esa aparente chatura, pliegues fantásticos, sorprendentes, emotivos y ejemplares.

La vida actual, en particular, la información que nos llega o que buscamos a través de las vías virtuales, es muy accesible y veloz, pero también la posibilidad de lecturas que vayan más allá de la frase, pueden resultar tediosas, por ello creo que el libro en papel nos espera para otros momentos, en los cuales la rapidez no importa y sí la disposición a sumergirnos en nuevas dimensiones y hacerlo sin urgencias.

El presente ejemplar como también tantos otros producidos por diferentes autores, se inscriben en una corriente a la que podemos llamar siloismo. Si bien muchos de ellos no se ocupan específicamente de aclarar su doctrina, ni explicar sus visiones. Sin embargo, sí trasmiten a través de diferentes estilos el “espíritu” que anima a esta nueva visión del mundo. Ese espíritu no lo encontramos en las palabras, ni siquiera en el espacio en blanco que hay entre ellas, aunque indudablemente allí esté. Quizás se pueda identificar algo de ese espíritu con aquel residuo que nos queda luego de la lectura de dichos textos... Así como si fuera un halo intangible e inaprensible está presente en ellos sosteniendo todo el resto...

Creo que este libro de Jano es una excelente razón para “parar” y disponerse a olvidar un poco tantos intereses de la cotidianidad -y sin apuro- entrar en las visiones de los relatos, así descubrirnos sonriendo o emocionados o sorprendidos y en definitiva “acariciar” un poco nuestras imágenes y nuestros corazones. Dejando que, el nuevo espíritu, se acerque a nosotros...

Para terminar y siguiendo el juego que el autor propone con los títulos de sus dos últimos libros: como lo anticipara Nietzsche en su Zaratustra caracterizando los grandes ciclos históricos, por qué no entregarnos a la lectura del “Loro Mandarina” y reencontrarnos con el “espíritu” del niño, dejando atrás, al del camello y al del león, simplemente abiertos para un nuevo comienzo...

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