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¿En todo hay un Plan?

jueves, 7 de diciembre de 2017

Sí, en todo hay un plan. Esto se puede entender que hay uno para todo lo existente, desde lo más pequeño a lo más grande e inmensurable. También que en cada cosa hay un plan, por lo tanto existirían millones de ellos. Por último, pudiendo haber un plan para cada elemento, este es el mismo o el equivalente para todo lo que existe. Por lo tanto, no hay dos o más planes, hay uno que se manifiesta de múltiples maneras.
Hay algunas muestras de esto: las implicancias mutuas que hay entre las influencias de la luna en las mareas, por ejemplo, también en aspectos de la biología. Hay infinidad de modelos que muestran cómo van resonando diversos elementos, de escalas muy diversas, pero partes de un “programa” común.

Esta realidad llevó a definir principios y también leyes que “fijan” de alguna manera tantísimos fenómenos de distintos niveles. Estos “patrones”, ayudan a definir y comprender situaciones y además permiten ciertas previsiones y adelantarse a eventos en distintos órdenes (recordemos el ejemplo de la meteorología, para graficar el concepto).

Desde este razonamiento no hay un argumento aceptable, que deje fuera de estas dinámicas a los seres vivos. Ni siquiera al ser humano, en éste existen diversos aspectos a considerar.

Lo más inmediato es su cuerpo, pero también están sus emociones y pensamientos, aspectos que siempre se han tratado de definir y que algunos lo consideran como “alma” u otras calificaciones, en todo caso aquí interesa diferenciarlo de lo biológico e involuntario en cuanto a su materialidad. También se ha planteado que, en el humano, existiría o podría existir un nuevo principio llamado, a veces, espíritu. Bien, hay cierto consenso en que hay por lo menos tres elementos (sustancias) que completarían al ser humano.

Es evidente que, si coincidimos, con la existencia de un plan, éste no puede dejar afuera a nuestra especie. Aunque hoy todo aparezca separado y con enfoques distintos, parece de lo más razonable encontrar una perspectiva general para el tratamiento de tantos factores que, en la actualidad, nos llenan de interrogantes o perturbaciones.

Esta perspectiva no solucionará nada per se, pero puede ayudar a darle atención a tantísimas cosas y buscar, desde esta visión, el diseño de hipótesis e intentos para encarar aquello que interese.

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