¡Una imagen vale más que mil palabras!
Cada vez más avanza tecnológicamente la trasmisión y montaje de “imágenes” que van reemplazando a las ideas, a la información. La publicidad, la política, las empresas, la cadenas de noticias van trabajan diariamente en generar y proponer imágenes. Conocen su poder pero desconocen su dinámica interna, sus distintos emplazamientos en el espacio interno y en suma las consecuencias que más allá de, hacer dinero o conseguir votos, pueden producir en las conductas sociales.
Las imágenes mueven y pueden liberar odios y también fuerzas sumamente benéficas. En ellas existe un potencial que puede producir cosas horrorosas, pero que también abre las puertas a trasformaciones sin precedentes.
Un juicio, por ejemplo, lleva años, sin embargo una imagen de alguien delinquiendo, de inmediato lo lleva a la “condena” de la opinión social, más allá de los tiempos legales.
En este sentido, la dirección de las imágenes que hoy se están proponiendo y de aquellas que se opongan a ello, serán determinantes.
No será lo mismo estimular el odio que estimular la reconciliación, no es lo mismo estimular la violencia (en cualquiera de sus formas) que estimular la paz y la no violencia.
Todo momento se desplaza o transfiere hacia otro, aquel podrá ser peor o puede ser mejor. Depende del tipo de imágenes que se propongan y de su implícita dirección…
Positive Press, editorial
miércoles, 22 de noviembre de 2017
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