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Utopía

domingo, 9 de abril de 2017


El sistema es la prisión que alimentan las grandes mayorías. Los guardia cárceles adoptan diferentes formas, los hay más amables o más insensibles pero son las “caras” de un mismo penal.

No hay poderosos, empresarios, gobernantes que no hayan logrado su posición sumando pequeños aportes de millones de individuos. Cada cosa consumida para alimentarse termina enriqueciendo determinadas empresas, cada partido votado llega a situaciones de poder con ese acto. El Estado (justicia, legislación) se mueve con el pequeño aporte de millones. La empresas de servicio, los peajes, las empresas de medicina, etc., etc.

Muchos de ellos re-alimentan la necesidad de seguir contando con el consumo, el voto, etc. con los medios de difusión que reciben el dinero que consiguen sus patrocinadores gracias al pequeño consumo o apoyo de millones de individuos y así consiguen más consumo y más apoyo y más recursos y así siguiendo...

Ya se ha probado con distintas formas de gobiernos, relativamente algunos van introduciendo mejoras luego de años, sin embargo, los muros de la penitenciaria no son derribados...

La conciencia del poder que realmente tienen los grandes conjuntos humanos está fragmentada y perturbada por diversos entretenimientos que alientan los carceleros. Así se buscan sintonías verticales (hacia arriba): yo adhiero con éste que gobierna entonces estoy en contra del que tengo al lado porque apoya a otro, de este modo los verdaderamente poderosos (la gente) divididos aumentan la fortaleza de los muros y el brillo falso de las ilusiones, mientras esto pasa, los cambios son puramente cosméticos.

No van a la guerra los presidentes, no viajan hacinados los funcionarios de cualquier gobierno o no saben de privaciones. Si lo hacen millones de personas comunes y bajo distintos signos políticos...

Me preguntaba cuál es la salida para el actual estado de cosas, no pensando en mi pequeña provincia, sino en general. Repasando posibilidades llegué a una conclusión: Si las personas comunes, comienzan a sintonizar en horizontal, los que nos cruzamos en la calle día a día y nos damos cuenta que somos lo que alimentamos al monstruo, se produciría un cambio acelerado y radical. ¡En un año el mundo sería dado vuelta como un guante!

Porque ya va quedando claro que el problema del mundo no es el hambre, la pobreza, la violencia, la injusticia, la desigualdad. Sin dudas que éstas son sus manifestaciones más alevosas! Grafican cruel y estúpidamente lo que verdaderamente falta: Bondad, sabiduría para encontrarla y fuerza para proyectarla.

Son los millones de seres humanos los que tenemos el poder de pedir por estos atributos y reclamarlos. Apoyando toda propuesta, en el campo que sea, que vaya en la dirección de descubrir y ejercer el poder de los individuos unidos para vivir en un mundo sin excluidos y sin murallas y así comenzar una nueva etapa en la historia.

¿Utopía en la coyuntura? Seguro... Pero aunque éste futuro tarde en llegar ¡llegará! ¿Entonces, por qué no comenzar a salirse de tanto enredo y apoyar ésta dirección...?

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