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Milagros IV

lunes, 3 de abril de 2017

Existen explicaciones, practicas y ámbitos que acercan a la experiencia de otros aspectos que hacen a la vida humana. Me refiero a la energía o fuerza. Se ha explicado que esta circula por el cuerpo y por cada célula del mismo. Tener contacto y control de ésta maravilla nos abre a posibilidades nuevas, sin embargo, aunque ya no esté en un terreno del todo desconocido aun puede constituir algo distante y teórico o mágico.

Pero si consideramos a esta energía como lo que se manifiesta en una imagen, su claridad y permanencia; la fuerza de una emoción y su dirección; la plenitud de una necesidad y el impulso que da, etc. etc. Se podrán dejar a un lado teorías mas complejas y lejanas que no ayudan ahora a ir a la práctica y experimentación de estas posibilidades.

A nadie escapa el advertir que no son los músculos, el corazón o el cerebro, en tanto materia, quienes mueven las cosas, del mismo modo que no es el planeta Tierra el origen de su traslación alrededor del sol ni el movimiento de giro sobre su eje. Si bien hay palabras que representan lo que no se ve, aun así continua sin poder observarse aunque nadie duda de las manifestaciones de estas fuerzas, como son el día y la noche o las cuatro estaciones. Pero hablar de ellas no es hablar de las fuerzas que mueven todo, sino de su reflejo en el mundo de la percepción.

Por lo tanto no es un planteo descabellado advertir que todas nuestras manifestaciones no son el origen de ellas mismas sino que parten del “sonido” de algún instrumento. Lo material como la melodía que origina algo inmaterial.

Mantener la cosa en una franja de comprensión lógica, nos permite explorar, experimentar e intercambiar con otros en un contexto similar. Aunque esto no signifique negar posibilidades más complejas o distantes.

Todo esto no es una renuncia al tema que nos ocupa, por el contrario se trata de la búsqueda de una posibilidad cierta, sobre la que se pueda avanzar. Convirtiendo la resignación y la apatía en posibilidad e intento.

En este sentido se pueden individualizar contextos, ámbitos y trabajos que posibilitan experimentar lo inmaterial y trabajar sobre sus manifestaciones. Liberar esa energía y dirigirla hacia propósitos queridos. Para ello existen simples procedimientos y otras personas que están en la misma sintonía. Así aventurarnos a “nuevos mundos” e intentar proyectar sobre nuestras vidas la mejor irradiación.

Temas como El Pedido y el Agradecimiento, El Guía Interno, El trabajo con La Fuerza1, por citar algunos, son herramientas o naves que permiten volar en las inmensidades que siempre iluminaron la vida del ser humano.

Para terminar con esta serie, hemos encontrado algo cercano como los sueños y sus mensajes que pueden integrarse a la vida cotidiana; también las disquisiciones sobre la necesidad y las imágenes que pueden compensarla; sobre una conciencia mágica que puede postergar soluciones más permanentes; lo que está más allá de los límites de la acción humana y los procedimientos y las escalas; tomamos contacto con la censura y con la autocensura, cómo barreras mentales hacia otras posibilidades. También preguntas que ayudan en la dirección; definimos la “sustancia” que mueve todo y herramientas para experimentarla y trabajar en ese sentido.

Para mi fue como un recorrido por una temática que se me presentaba con claros y sombras y que si bien no ha significado un verdadero desplazamiento hacia adelante, sí he colectado mayores recursos, mayor energía y significados para continuar, luego de este rodeo, hacia estas nuevas posibilidades.


1 El Mensaje de Silo.
N.d. A.: Estos trabajos que se mencionan son algunos de los que conocemos, no son los únicos.

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