Un impulso con la paciencia para encontrar siempre lo positivo y tirar para adelante a pesar de los desmanes y desatinos.
Cuando me encuentro con él, en mi interior o en la traducción que hace alguien, me siento humano. Cuando no lo experimento, soy simplemente yo, en este tiempo y espacio, pequeño instante de la historia, que se pretende eterno. Éste yo, avatar de lo profundamente humano que espera que nos abramos a su encuentro y que nos pongamos de acuerdo, en complemento.
Cuando veo desde el yo a otros, a las culturas, lenguas, tiempos y geografías, los suelo ver con extrañeza, como si viera el yo de otros pueblos, con adhesión o rechazo. Pero cuando puedo mirar el impulso de lo humano en ellos, desde mi propia humanidad, el encuentro es bienvenido.
¡Es tiempo de marchar juntos!
Cuando me encuentro con él, en mi interior o en la traducción que hace alguien, me siento humano. Cuando no lo experimento, soy simplemente yo, en este tiempo y espacio, pequeño instante de la historia, que se pretende eterno. Éste yo, avatar de lo profundamente humano que espera que nos abramos a su encuentro y que nos pongamos de acuerdo, en complemento.
Cuando veo desde el yo a otros, a las culturas, lenguas, tiempos y geografías, los suelo ver con extrañeza, como si viera el yo de otros pueblos, con adhesión o rechazo. Pero cuando puedo mirar el impulso de lo humano en ellos, desde mi propia humanidad, el encuentro es bienvenido.
¡Es tiempo de marchar juntos!
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