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El mundo perdido (*)

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Esta creencia pesimista requiere de alguna demostración y también de alguna propuesta de salida que surja de alguna nueva convicción.

Sobrevolando el mundo, hoy se ve a grandes culturas que han traído grandes propuestas y contribuciones a la vida humana, en un increíble abandono de aquellos postulados.

Por citar algunos ejemplos, en la India de Buda y otras enseñanzas hoy se hacen pruebas de misiles nucleares. Que decir de la China de Lao Tse y Confucio, del medio oriente de Zoroastro, Moisés y tantos otros. Nada que agregar del occidente filosófico, renacentista, racionalista, científico y tecnificado. Todos los que pueden, se pertrechan con armas y los que no pueden, es probable que si tuvieran condiciones también lo harían. Cada uno a su modo se ha distanciado del “espíritu” de las grandes contribuciones de sus culturas para enfocarse, entre otras estupideces, en el argumento armamentista.

Algo está diciendo todo esto sobre la “vitalidad” de las grandes enseñanzas, dentro de las propias culturas desde donde surgieron y en sus zonas de influencia.

No es muy difícil advertir el actual agotamiento de tantas propuestas, enseñanzas y visiones del mundo. No es difícil advertir la necesidad de algo nuevo y que sea convergente para todas las culturas. No es muy difícil de comprender que solo hace falta que: se quiera, para que esta nueva humanidad comience a dar sus primeros pasos. Así, ese querer se encontrará con el mensaje que lo alimente y exprese.

(*) El mundo perdido (título original en inglés: The Lost World) es una novela del escritor escocés Arthur Conan Doyle, sobre una expedición a una meseta sudamericana en donde aún sobreviven animales prehistóricos. Fue publicada en 1912.

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