Es la situación en la que hay falta de acuerdo o conformidad entre personas que a menudo conviven o se relacionan de algún modo.
¿Cómo comenzó esta situación en el mundo? ¿Quiénes son los responsables? ¿Los dirigentes, los políticos, los dueños del dinero, los empresarios, la educación, las personas? ¿Quiénes o qué?
A estas alturas importa poco! Pero sí importa repeler esta discordia en la vida cotidiana. Valorando la concordia.
Si por combatir a los provocadores de discordia en el país y en el mundo nos maltratamos entre nosotros, no los debilitamos, los alimentamos!
(1) Hesíodo habla de Discordia (versión romana de la griega Eris), como “hija de la Noche”, al engendrar otras personificaciones: Eris (Discordia) parió al doloroso Ponos (Pena), a Lete (Olvido) y a Limos (Hambre) y al lloroso Algos (Dolor), también a las Hisminas (Disputas), las Macas (Batallas), las Fonos (Matanzas), las Androctasias (Masacres), los Odios (Neikea), las Mentiras (Pseudologos), las Anfilogías (Ambigüedades), a Disnomia (el Desorden) y a Ate (la Ruina y la Insensatez), todos ellos compañeros inseparables, y a Horcos (Juramento), el que más problemas causa a los hombres de la tierra cada vez que alguno perjura voluntariamente.
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