Que extraño resulta que de todos los modos posibles de vivir hay uno que parece ser, para cada cual, el de mayor acierto.
Mientras tanto se intenta completar tantos modelos que nos van apareciendo a lo largo de la vida, tantas posturas y modos, aspiraciones a ser de alguna determinada manera, como desarrollando una versión hacia afuera de uno, que también proviene de afuera de uno.
Sin embargo cuando se habla de la vocación se hace referencia a algo muy intimo y profundo, muchas veces ignorado y otras tantas acallado como a un clamor inoportuno y que no está de acuerdo con “mi situación” o con la época.
Pero por alguna extraña razón parece que cada uno de nosotros, aunque coincidamos en muchas cosas, tenemos la propia vocación que es en definitiva la que nos permite la realización y el sentido.
Cuando escucho que a la vocación se la debe buscar adentro de cada cual, no se muy bien como diferenciarla de tantas cosas que se suelen agolpar en mi interior. Al silencio más intimo del que sea capaz, no lo conozco aun y lo sigo buscando. Ese silencio que sólo es interrumpido por el oído interno esperando escuchar el susurro de la vocación...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario