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La elección mirando hacia el balotaje

miércoles, 28 de octubre de 2015

Una de las primeras cosas que se destacan es que ganó el oficialismo luego de tres mandatos. No hay antecedentes en el país de un gobierno que luego de varios periodos consecutivos termine ganando la elección a presidente.

Por otra parte también es destacable que otras fuerzas sin tener mucho para mostrar a nivel nacional (sólo una intendencia y el gobierno de la ciudad), hayan obtenido entre ambas más del 50% de los votos positivos.

Es cierto que el oficialismo tiene todos sus flancos expuestos para recibir las criticas, pero también tiene sus logros para exhibir. Los otros están en una situación más “cómoda” pues pueden criticar, proponer, etc. y no cuentan con demasiados aspectos visibles de sus gestiones que se puedan objetar, ni tampoco hay claras evidencias que indiquen que harán mejor las cosas, pero es quizás justamente en esta paradoja que encontremos alguna explicación a su abultado resultado.

Sabemos que existen aspectos “objetivos” y otros llamados “subjetivos”. Para definir exactamente a lo que me refiero, pongo este ejemplo: si miramos una plancha de ropa, todos podemos coincidir en que es ese objeto, por lo tanto el “ser” plancha, en este ejemplo, es un dato objetivo. Ahora si indagamos en el significado que este objeto tiene para cada uno nos encontraremos con diferencias: como una vez me queme cuando la veo nuevamente me da impresión. Otro dirá, se lo que es pero no se como se usa. Alguno comentará que no puede vivir si no tiene una plancha a mano ya que necesita la ropa impecable. Es decir que ante un mismo objeto, se mueven diferentes subjetividades, que son en definitiva las que a cada cual le ubican el “objeto” de un determinado y particular modo.

Volviendo ahora al tema de este artículo, por mi parte creo que desde el gobierno se está subestimando la subjetividad de muchos de los votantes. No creo que se la ignore, en todo caso están insistiendo con la realidad de los datos objetivos, estadísticas de desocupación, crecimiento del PBI, logros “objetivos” en definitiva, pero sabemos que no bastan las situaciones objetivas para que la subjetividad las acompañe.

Recordemos (sólo para mostrar el poder de la subjetividad y no para extrapolarlo a los votantes) el ejemplo de las ovejas hipnotizadas que creen que son libres y así ya no es necesario que su dueño les ponga cercos. La realidad es que están presas pero desde su subjetividad creen que son libres.

También se ve en el modo que trabaja la publicidad, poco nos hablan de los detalles técnicos de un automóvil, sin embargo ligan a él una cantidad de atributos que justamente buscan responder a las búsquedas subjetivas de algunas personas.

Por otra parte, los opositores desde su comodidad sí han trabajado desplazando los logros objetivos del gobierno y remarcando los aspectos subjetivos que están en los ciudadanos. Por ejemplo la inflación, aunque se muestren múltiples estadísticas “objetivas” y se lo niegue desde el oficilaismo, es indudable para la subjetividad de muchos que eso existe. La inseguridad, se podrá minimizar, pero hay temor y violencia en los barrios. Se pueden exhibir los índices de desocupación de Europa y los bajos números de pobreza de aquí, pero la subjetividad que ve la situación de zonas periféricas no será transformada por una brillante estadística. Se podrá enarbolar la distribución de computadoras en las escuelas públicas, pero se ven muchos establecimientos en malas condiciones edilicias y a los estudiantes con una herramienta de la que no está claro cómo sacarle jugo para sus estudios.

Finalmente el logro reconocido por todos, cosa que lo convierte en “objetivo”, de haber sacado al país de la crisis del 2001/ 2002 ya es tan lejano a la subjetividad del presente que no produce nada. Es una imagen que ya agotó su brillo, pues como todo cumplió su ciclo. Ejemplificando, podemos recordar lo buena que fue nuestra cena de fin de año y agradecerle a nuestros anfitriones, sin embargo eso no nos resuelve la necesidad y los deseos que tenemos hoy.

El oficilaismo está enamorado de sus logros y cree que eso le deberá bastar a los electores, pero no están respondiendo a las subjetividades actuales. La oposición sí está direccionada hacia allí, con propuestas más o menos serias, con vaguedades, con silencios, gestos y con publicidad “moderna” dentro de la gran caja de resonancia que son los medios de comunicación.

Para terminar, luego de doce años, se produce una curiosa “repetición” mecánica, hay cierta atmósfera de “que se vayan todos”, referida a una manera de hacer política, a ciertos roles de algunos dirigentes y a la expectativa de un “cambio” que, aunque no esté muy claro hacia donde irá, busca terminar con “algo”. Esto también se emparenta con un difuso ímpetu volitivo hacia una tentativa de apoyo de alguna alianza o frente que parezca un medio idóneo para realizar dicha mudanza.

En definitiva y más allá de lo que yo quiero, en la segunda vuelta del 22 de noviembre creo que triunfará, quien mejor “dialogue” con la subjetividad de la población.

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