Trasladarse o moverse (una persona o un animal) de un lugar a otro mediante su propia locomoción.
Ahí está planteado el hecho en sí, es decir una descripción vista desde afuera (un observador) del fenómeno de andar. Distinta será la descripción si la hago desde mí, es decir, desde el propio caminante. Por ejemplo, diría que es un tipo de acción motriz que me permite conectar y desplazarme por el mundo de las cosas y de los otros humanos.
Hasta aquí seguramente no resulte difícil lograr acuerdo, pero, no es todo lo que se puede decir sobre este asunto de desplazarse.
El hecho básico del caminar, más allá de lo que consideramos que significa, en otro o en uno mismo, puede tener implicancias diferentes para cada cual. Desde una cierta mirada puede representar diferentes cosas, si tomamos cierta distancia de lo más cercano que podemos ver o decir sobre eso. Me estoy apoyando en un funcionamiento indudable del ser humano que quizás no suscite ninguna reflexión, pero justamente por esto puede servir para ejemplificar lo que se plantea en este artículo.
Me explico, alguien puede considerar que el caminar consiste simplemente en: evitar caerse. Es como afirmar que vivir consiste en evitar morir. Son cosas que ya se han dicho en la historia. Esta visión de lo mirado no surge simplemente de lo que se ve, sino de un “lejano” o inasible tipo de pesimismo del observador.
Opuestamente, uno podría observar en ese acto de aprender a caminar un acto de rebelión del ser humano que desea fuertemente desplegarse por el mundo. Deseo que es manifestado al erguirse siempre triunfante a pesar de todo ¡aún de la muerte!
¿Cómo un hecho básico como el caminar puede interpretarse desde “trasfondos” que le den significados tan opuestos?
¡Ahí está la médula de las creencias mostrando uno de sus perfiles, ese “lejano”(1) sentir que me explica o me significa lo que veo!
Así se puede ir “paseando” este tema por infinidad de sucesos y cada uno de ellos mostrará la tenue presencia de mi trasfondo de creencias que dotaran de significado a los hechos.
Ese trasfondo pesimista, por ejemplo, no estará reservado sólo para significar una ocasión, probablemente aparezca ligado a muchas otras, incluso cuando se intente ser optimista la “sombra” agorera estará en las cercanías. También mostrará su “bruma” en la valoración de todos los hechos, incluso influirá en la dirección vital.
Del mismo modo si se busca un relajado y fundamentado optimismo, basado en experiencias, éste podrá acompañar con su “luz” la observación de infinidad de manifestaciones.
¿Y en qué cambia con todo esto el hecho de caminar?
¡Por supuesto que no lo cambia en nada!
¿Pero, qué necesidad hay de hacerse estas preguntas?
Aunque uno no se lo proponga como reflexión, este asunto, estará operando y llevar la observación a estas “difusas regiones” puede resultar interesante, dado que aun ignorándolo estas profundas creencias operan a través de los significados. Por el contrario conociéndolas se puede intentar alguna transformación.
¿Y qué podemos decir de los significados?
Podemos decir que: ¡cambian radicalmente nuestro modo de estar en el mundo!
Como estaban en el ejemplo del caminar, "los significados" estarán influyendo del mismo modo en nuestra mirada del pasado, del presente y del tiempo por venir, configurando una estructura de creencias “sintonizada” desde una Finalidad, desde algún tipo de Sentido.
(1) Se utiliza "lejano" no sólo por la distancia temporal de su origen, sino también por su manifestación casi "a las espaldas" del observador, es difícil de captar cuando está operando.
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