Este tema es muy amplio además de importante. Es un rasgo humano característico junto a la imaginación. Si bien es evidente que otros seres tienen memoria, es en el ser humano que alcanza una gran cualidad. Lo mismo podemos decir respecto a la imaginación. No estoy mencionando a la acción, a los sentimientos, etc. Pero este corte particular es para hacer centro, exclusivamente, en el tema de la memoria.
En líneas generales hay muchas formas de memoria, además de la inmediata que con sus recuerdos va con cada uno, esta la memoria en las fotos, los videos, audios y otros soportes, como papeles, objetos, etc.
Esto lo podemos ampliar a una ciudad o a un país, donde además de la memoria viva que representan las generaciones, hay museos, archivos, monumentos, construcciones, bibliotecas, etc.
Cada obra, cada acción, cada manifestación se convertirá en memoria. Todo esto sucede sin necesidad de mayor atención y así como se aprende a caminar, luego se aprenden otras cosas. Esa función que nos da el recuerdo, si bien la podemos diferenciar respecto de otras funciones como la imaginación o la sensación, van más allá de que uno sepa sobre ellas o se pregunte sobre su funcionamiento. Gran parte de la vida se desarrolla así, simplemente viviendo…
Sin embargo, sucede de vez en cuando que surgen en la vida de uno eventos extraordinarios, no me refiero a su magnitud, sino a su significado y a como se experimentan. Momentos que podemos llamar de inspiración. Ver, sentir, imaginar, pensar, etc. de una manera especial. Un atardecer que no quisiera olvidar, un paisaje, un instante, una relación, un sonido, etc. Abundan ejemplos de todo esto y si bien no son demasiados frecuentes hay ocasiones en la vida, donde se perciben, bien porque se está con cierta disposición o, por lo que fuera, suceden.
Este rodeo es para volver a tomar el tema de la memoria en este contexto. Es muy difícil recordar, sólo con nuestra memoria “física” digamos, todas las veces que en nuestra vida algunas de estas inspiraciones se manifestaron, al punto que podemos creer que nunca sucedieron.
Una de las maneras de construir memoria de estos extraordinarios eventos nos la propone la mitología. Me refiero a las “nueve musas” de los griegos, algunas hijas de la diosa de la memoria y Zeus (1). Cada una de ellas tenia funciones y virtudes diferentes, eran inspiradoras de la historia, la poesía, la música, la tragedia, los cantos sagrados, la comedia, la danza, la astronomía y las ciencias exactas. No estaban "tocados" por ninguna musa los artistas que trabajan la madera y la pintura que, unos debían buscar la inspiración en la materia misma y en el "espíritu" de los colores los otros.
En líneas generales hay muchas formas de memoria, además de la inmediata que con sus recuerdos va con cada uno, esta la memoria en las fotos, los videos, audios y otros soportes, como papeles, objetos, etc.
Esto lo podemos ampliar a una ciudad o a un país, donde además de la memoria viva que representan las generaciones, hay museos, archivos, monumentos, construcciones, bibliotecas, etc.
Cada obra, cada acción, cada manifestación se convertirá en memoria. Todo esto sucede sin necesidad de mayor atención y así como se aprende a caminar, luego se aprenden otras cosas. Esa función que nos da el recuerdo, si bien la podemos diferenciar respecto de otras funciones como la imaginación o la sensación, van más allá de que uno sepa sobre ellas o se pregunte sobre su funcionamiento. Gran parte de la vida se desarrolla así, simplemente viviendo…
Sin embargo, sucede de vez en cuando que surgen en la vida de uno eventos extraordinarios, no me refiero a su magnitud, sino a su significado y a como se experimentan. Momentos que podemos llamar de inspiración. Ver, sentir, imaginar, pensar, etc. de una manera especial. Un atardecer que no quisiera olvidar, un paisaje, un instante, una relación, un sonido, etc. Abundan ejemplos de todo esto y si bien no son demasiados frecuentes hay ocasiones en la vida, donde se perciben, bien porque se está con cierta disposición o, por lo que fuera, suceden.
Este rodeo es para volver a tomar el tema de la memoria en este contexto. Es muy difícil recordar, sólo con nuestra memoria “física” digamos, todas las veces que en nuestra vida algunas de estas inspiraciones se manifestaron, al punto que podemos creer que nunca sucedieron.
Una de las maneras de construir memoria de estos extraordinarios eventos nos la propone la mitología. Me refiero a las “nueve musas” de los griegos, algunas hijas de la diosa de la memoria y Zeus (1). Cada una de ellas tenia funciones y virtudes diferentes, eran inspiradoras de la historia, la poesía, la música, la tragedia, los cantos sagrados, la comedia, la danza, la astronomía y las ciencias exactas. No estaban "tocados" por ninguna musa los artistas que trabajan la madera y la pintura que, unos debían buscar la inspiración en la materia misma y en el "espíritu" de los colores los otros.
Es decir, que en la antigüedad se tenía una cierta conciencia que la inspiración debía traducirse en algún tipo de producción u obra para que construya memoria, dado que la vida cotidiana, poco a poco, nos va llevando a utilizar una zona de los recuerdos que tiene que ver con la dinámica diaria y sus demandas. Dejando ésta otra, más “significativa” y a sus recuerdos, en un sector de difícil rastreo, dada su aparente inutilidad practica. “Basta de soñar”, se dice, “pon los pies en la tierra”, etc. como una manera de activar lo que se necesita para el día a día.
Reconozco en mí la falta de memoria de esas pequeñas experiencias que desde la infancia, se me han presentado en la vida. Tampoco he intentado aprender algunos de los oficios que permiten traducir al mundo, la inspiración, como enseña el Mito. Construyendo memoria propia y “objetos” tal vez útiles para otros.
Sin algunas de esas herramientas que me permitan procesar los momentos inspirados y ante la sola posibilidad de contarle a alguien cercano lo que “vi al mirar el paisaje”, por ejemplo, he sentido lo que intuyo que le sucede a veces a los perros que están tan emocionados con el afecto que alguien les brinda que no encuentran la manera de expresarlo, chocando con los límites de su mundo sin lenguaje.
Para no exagerar con este ejemplo, también me puedo imaginar a un homínida que en su alegría da golpes en el suelo y a las piedras mientras sus gritos de felicidad rebotan en el paisaje y del mismo modo que él, los demás compañeros, no sienten alarma pero no alcanzan a entender que está pasando.
No importará que aparezcan o no las musas, pero, creo que es bueno tener la disposición a recibir su “visita” y también aprender o perfeccionar alguna manera de traducir la inspiración para construir esa memoria diferente. Quizás ninguna traducción las explique totalmente, pero si estará dando memoria.
Desde antes de Altamira hasta hoy se ha venido construyendo esta torre de conocimiento y memoria. Todo esto que nos ha llegado o hemos ido a buscar, en gran medida lo podríamos definir como, las “producciones y objetos inspirados por las musas” y otros elementos que pueblan la cotidianidad, pero con los que, sin embargo, no se puede conectar siempre. Ese espacio donde “habitan”, primero debe abrirse “adentro” para que se abra también “afuera”, así se va dinamizando ese movimiento que nos muestra la cinta de moebius.
(1) Habitaban en el monte Parnaso. Parnaso era el nombre de un personaje mitológico. Por ser la morada mitológica de Apolo y las Musas, se considera al Monte Parnaso como la patria simbólica de los poetas. Un barrio de París lleva éste nombre "Montparnasse".
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