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Algo sobre Mitos I

lunes, 8 de diciembre de 2014

Parece extraño hablar de Mitos en estos tiempos a menos claro que estemos haciendo referencia a los más antiguos. Aquellas historias de fuerzas, dioses y hombres que en un tiempo primordial construyeron los cimientos de lo que sería la historia. Argumentos primitivos que se pueden considerar arqueología cultural y que han quedado detenidos en el tiempo pues el mundo de hoy, basado en la ciencia y la tecnología, no tiene ni necesita de ese tipo de construcciones mentales.

Discutiré este argumento, pues una cosa son las imágenes que nos mostraron los mitos históricos, los griegos por ejemplo, y otra cosa es la función psicológica y vital y la existencia de ese “espacio” profundo en la conciencia humana de toda época. Necesariamente ese lugar al interior de la conciencia, será traducido con distintas imágenes, como muestran los mitos de una cultura respecto de otra.

Entonces, una cosa son las imágenes míticas que pueden ir perdiendo su vitalidad y otra es “el espacio mítico”, en la profundidad del ser humano, lugar que ira siendo ocupado con nuevas imágenes.

Lo que conocemos como mito o mítico corresponde a un nivel de representación de la conciencia humana, ubicado en un relativamente oscuro trasfondo mental, copresente en nuestro diario vivir y en nuestro diario elegir, que provee la energía a nuestras intimas convicciones…

Aquí presento dos extractos que, a mi juicio, fundamentan y direccionan estas reflexiones. Dos autores, uno Silo, a quien no se puede encasillar como estudioso de los Mitos, pues su producción excede ampliamente ese campo y también esa caracterización. Otro de Mircea Eliade que personifica, junto a otros, esa caracterización de “estudioso de los mitos”.

Silo, Obras Completas, volumen I, Presentación de libros, Mitos Raíces Universales, Centro Cultural San Martín, Buenos Aires, Argentina, 18 de abril de 1991.

“Debemos, pues, reconocer que ha existido un importante consumo de mitos y que eso ha tenido consecuencias en las actitudes vitales, en el modo de encarar la existencia. Debo advertir que no entiendo a los mitos como falsedades absolutas sino, opuestamente, como verdades psicológicas que coinciden o no con la percepción del mundo en que nos toca vivir. Y hay algo más, esas creencias no son solamente esquemas pasivos sino tensiones y climas emotivos que, plasmándose en imágenes, se convierten en fuerzas orientadoras de la actividad individual o colectiva. Independientemente del carácter ético o ejemplificador que a veces les acompaña, ciertas creencias poseen una gran fuerza referencial por su misma naturaleza. (…) Las débiles creencias con las que nos movemos en la vida diaria, son fácilmente reemplazables a poco de comprobar que nuestra percepción de los hechos fue equivocada. En cambio, cuando hablamos de fuertes creencias sobre las que montamos nuestra interpretación global de las cosas, nuestros gustos y rechazos más generales, nuestra irracional escala de valores, estamos tocando la estructura del mito que no estamos dispuestos a discutir en profundidad porque nos compromete totalmente. Es más, cuando uno de estos mitos cae, sobreviene una profunda crisis en la que nos sentimos como hojas arrastradas por el viento. Estos mitos privados o colectivos orientan nuestra conducta y de su acción profunda solo podemos advertir ciertas imágenes que nos guían en una determinada dirección.

Cada momento histórico cuenta con creencias básicas fuertes, con una estructura mítica colectiva, sacralizada o no, que sirve a la cohesión de los conjuntos humanos, que les da identidad y participación en un ámbito común.”


Mitos, sueños y misterios, Mircea Eliade

“El mito revela la estructura de la realidad y las múltiples modalidades de ser en el mundo. Por eso son los modelos ejemplares del comportamiento humano…”



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