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2+2=3

viernes, 11 de julio de 2014

Esta simple fórmula matemática, al verla incorrecta, produce claramente la certeza que el resultado es errado. De donde viene esta seguridad? Cómo se ha incorporado en nosotros tal cosa?
Las respuestas a estos interrogantes son más o menos obvias por lo tanto no hay necesidad de mencionarlas, sin embargo, hay algo que sí me llama la atención: si se pone algo de atención, esa certeza de un resultado incorrecto, no es sólo una idea o pensamiento, por el contario es una seguridad que tiene a todo el cuerpo como apoyo. Quiero decir, hay una sensación clara en el cuerpo de “rechazo” a esa conclusión desacertada.

Por otra parte, si consideramos el correcto numero que surge en esa fórmula, o sea, 2+2= 4, también acompañamos con las sensaciones del cuerpo esa igualdad.

Bueno, pero qué utilidad puede tener esta observación?

Aun arriesgando de hacer una transpolación, quiero destacar simplemente las consecuencias de experiencia o sensación que, en este sentido se está remarcando.

Más allá de buscar equivalencias o ponderar el valor de cada cosa, me parece un ejemplo, que al menos para mí, muestra experiencialmente el estado respecto a algunas pocas ideas simples pero fundamentales en el desarrollo del futuro.

Por ejemplo, la no violencia, la no discriminación, la convergencia de la diversidad, el tratar al otro como me gustaría ser tratado. Simples ideas Humanistas que aun están lejos de producir experiencias o registros equivalentes de encaje o desencaje visceral, ante un resultado acertado o errado. De un modo similar al que hemos usado de ejemplo.

Que sucedería si el resultado errado es cuando se discrimina y ese acto da una fuerte conciencia de “error” a quien lo ejecuta y viceversa, una clara sensación de acierto armónico, cuando se trata al otro como a uno le gustaría ser tratado, y por tanto se “acierta” en la respuesta.

Estos conceptos y otros del tipo, muchas veces se enarbolan como ideales y valores sociales, mas, no son acompañados por hechos que lo confirmen, por el contrario, se llega incluso a desatar guerras sometiendo a otros, para defender ciertos valores que son supuestamente universales?!

Bien, para sintetizar y plantear una conclusión: por una parte, el ejemplo que hemos utilizado, muestra que es posible involucrar a todo el cuerpo en el acierto y desacierto de una respuesta. Por otra, yendo a lo social, se muestra que aun existe cierta “distancia” entre algunos valores fundamentales y su internalización en la experiencia.

Finalmente y siguiendo con este modelo utilizado, creo que en este momento histórico, estamos haciendo los primeros “palotes” para aprender sobre las “matemáticas” de las relaciones humanas.

Se está comenzando a sentir el rechazo interno por todo tipo de violencia, no es una utopía, en base a lo que se ha considerado aquí, creer que se llegará a ese momento de desarrollo tal, donde se genere ese “espacio interno” en el cual se sienta claramente el “acierto” y el “desacierto” en el modo de tratar a los demás…




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