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1958

jueves, 22 de agosto de 2013

Hace menos de un mes, pase en limpio unas notas del 2010 con una anécdota sobre la linealidad del tiempo. Aquí relato una nueva situación del mismo tipo.

Claramente veo la no intervención de uno en el fenómeno, sino más bien, se es testigo de algo que escapa al propio “yo” y que éste no puede comprender, sólo amparase en la “casualidad” y de este modo, sin perturbaciones, seguir en sus habituales creencias...

05 de enero 2012

Anoche, alrededor de las 23 hs. Salgo de hacer un trabajo en un supermercado en el barrio de San Telmo. Con esto terminaba mi día de trabajo.

Como estoy cerca de aquel lugar y la noche calurosa “invitaba” a tomar aire, decido ir caminando hasta el departamento, distante a unas 10 cuadras de allí.

En el camino no hay mucha gente, pero aún se ven los restaurantes y bares con clientes. De repente, doblan en la calle por la que iba, un grupo de jóvenes, eran unos 6 varones y 1 mujer. Un frecuente grupo que se suele ver a distintas horas en ese barrio, donde argentinos se mezclan con extranjeros tanto de Europa como de otros países de Latinoamérica. Una convergencia muy natural para ellos y que creo que es, un matiz de los “nuevos tiempos”.

En todo caso, una cosa llamo mi atención, cuando con su rápido caminar pasaron a estar adelante mío, mire a uno de los jóvenes que en la parte posterior del brazo izquierdo, a la altura del tríceps, tenia un tatuaje de buen tamaño, era el numero 1958.

Me dije a mi mismo es imposible que se trate de su año de nacimiento, dado que apenas pasaba los 20 años. Esta asociación con el año fue rápida pues nací en el año 1959, por lo tanto tiene un significado fácil para mí, quiero decir, no deduje mucho…

Luego, a medida que se alejaron, mi atención, mecánicamente se fue posando en distintos objetos internos o externos sin ninguna dirección de parte mía, estaba cansado…

06 de enero 2012

Comienzo mi día temprano, tengo 3 trabajos con escasas horas entre uno y otro, de manera que organizo las actividades para hacer todo sin corridas.

Al medio día, es decir exactamente a las 12 hs. Tengo que visitar un hotel de 3 pisos, allí me encuentro con Tania, la encargada, es de Bulgaria, suele ser habitual en ciertos círculos de la ciudad encontrase, en estos tiempos, con extranjeros de distintos países trabajando por aquí.

Luego de las conversaciones especificas, Tania le pide a un compañero, que me acompañe a recorrer el hotel, habitación por habitación. Su nombre, Ricki y era de Venezuela.

Tomamos el ascensor y vamos hasta el tercer piso, por allí comenzará la recorrida.
Él se adelanta para ir abriendo las puertas, para mi sorpresa cuando lo veo desde atrás, era el joven del tatuaje 1958!

¿Por qué lo que llamó mi atención el día anterior, ahora estaba ante mi en una situación tan cercana?

¿Cómo pueden estos hechos relacionarse?

¿Hay algo más que ligue todo lo que percibo?

Aunque existan en distintas culturas, respuestas literarias a estas preguntas, no estoy interesado en aquellas.

Me interesa más bien, profundizar las preguntas intentando llegar al “lugar” desde donde nacieron tal vez aquellas explicaciones.

Ahora mismo me pregunto: si se podrá seguir profundizando en todo ésto y no quedarme sólo con lo primero significativo que aparece…

Estas preguntas, que me “llevan para adentro”, no tienen respuestas, por lo menos del mismo lugar desde donde parte la interrogación.

Las respuestas que vienen, son sentidas en una suerte de “vacío” y aunque me esfuerce en describirlas algo queda sin mencionarse en la explicación, no un aspecto secundario, sino justamente lo esencial…(*)


(*) Este ultimo comentario, esta inspirado en una frase de Kandinsky (“La espiritualidad en el arte”) que sintetiza, a mi entender, claramente lo que experimente.

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